sábado, 20 de febrero de 2016

Algo tiene de desagradable los sacrificios que, erróneamente, muchos creemos que debemos hacer y el precio que pagamos por nuestra fortunas.

Juan Enrique Corona Galvez
En el mundo que vivo conozco personas que, por ansia de riquezas, sacrificaron salud, familia, fracaso, recreo, amistades y toda oportunidad de instruirse. ¿Qué pago tuvieron? Hoy son neuróticos, fracasados, sin amigos ni hogar, y todo ello por la ambición de acaparar mayor riqueza
Algo tiene de desagradable los sacrificios que, erróneamente, muchos creemos que debemos hacer y el precio que pagamos por nuestra fortunas. A menudo encontramos personas que tienen dinero y no otra cosa. Está bien aspirar a la liberta financiera y desear una mejor calida de vida; pero no atesorar afanosamente sacrificando nuestra vida para ello.
La naturaleza guarda inapreciables reservas y nos permite tomar cuanto necesitemos, con tal que estemos dispuestos apagar el precio; pero muchas veces sacrificamos innecesariamente cosas muchísimo más valiosas a cambio de lo que perseguimos.
Nadie comprende su dicha hasta que la pierde y se da cuenta que ya es demasiado tarde para hacer cuanto pudo y no hizo. Cuántos pasan los mejores años de su vida ateniéndose de toda distracción, esclavo de si mismo, en la más tacaña economía, con la esperanza de disfrutar de todo más descansadamente en el futuro.
El gran secreto de la dicha es gozar de la vida en la medida en que ésta va pasando. Por ardua que sea nuestra labor, siempre debemos buscar algo en las experianciad cotidianas que amplíe y enriquezca nuestra mente. Bien dice el adagio: "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". No es natural que una parte de la vida esté repleta de gozo y la otra parte queda árida y desolada.
Dice un escritor: "Que absurdo sería tratar de embotellar rayos de Luna para utilizarlos en las noches nubladas". El único medio de ser feliz es recoger las gotitas de felicidad que Dios nos da cada día de nuestras vidas. El niño debe aprender a ser feliz mientras se aplica al estudio; el aprendiz mientras se ejercita en su oficio. Si no lo hace asi, corren el peligro de perder toda posibilidad de disfrutar cuanto hayan adquirido.
Cuenta una leyenda orienta, que un poderoso genio prometió un valioso regalo a una hermosa doncella si atravesaba un trigal y lograba arrancar la espiga más grande y madura, sin detenerse ni retroceder lo ya caminado. Su recompensa sería proporcionar al tamaño y lozania de la espiga que escogiera. La muchacha atravesó el trigal viendo a su paso muchas espigas que invitaban a ser recogidas; pero siguió adelante con la esperanza de encontrar la más grande de todas, hasta que, sin darse cuenta, llegó al otro lado del trigal sin haber arrancado ninguna, ni poder devolverse por una de las tantas que la hubieran hecho feliz.
Esta leyenda ilustra claramente la conducta de muchas personas, que dejan pasar lo cierto por esperar lo dudoso. En una noche oscura y en un sitio p peligroso vale mucho más una linterna de mano que doce estrellas.
El niño que va a la escuela primaria cree que será más inteligente y feliz cuando ingrese a la secundaria. El alumno de secundaria sueña en pasar a la Universidad, y cree que una vez allí, encontrará el éxito y felicidad. El universitario anhela graduarse, y suspira por la bendita hora en que podrá ejercer la profesión. El profesional sólo piensa en ganar mucho dinero para tener su casa propia; pero cuando esta ocasión llega, aplaza infinitamente el goce de poseerla porque todo el tiempo se lo absorbe el trabajo y no puede realizar todo aquello que tanto deseaba. Entonces piensa que sólo logrará la felicidad una vez se pensiones y deje de trabajar. Y así terminan aplazando su felicidad por siempre.
Sólo es feliz quien sabe extraer la felicidad de las condiciones positivas en que se encuentra y no de las imaginarias e ideales. Quien haya descubierto este secreto no esperará que cambien las circunstancias ni demorará su dicha hasta el año próximo o hasta que sea adinerado, sino que sacará todo el partido posible de su situación actual. F24hs. Y bendecidas noches compañeros.

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