viernes, 15 de enero de 2016

El gran poso de la culpa y la vergüenza


Juan Enrique Corona Galvez
Tema de hoy.
El gran poso de la culpa y la vergüenza
Voy ha empezar con Adán y Eva. Adán y Eva sintieron mucha vergüenza en el Jardín del Edén después de desobedecer a Dios. Intentaron ocultarse de Él. Se sintieron concientes de si mismos, desnudos, expuestos. Y lo mismo hace la vergüenza con nosotros. Nos deja sintiéndonos indignos de aprobación, concientes de nosotros mismos como si se hubiera expuesto a la luz nuestras falta de valía. La vergüenza nos hace sentir que toda persona con quien nos encontramos sabe todo acerca de nosotros, nos escudriña y nos critica, aunque con nuestra mente racional admitimos que la gran mayoría de las personas no nos conocen ni se interesan por nosotros.
¿Dónde aprendemos a sentir vergüenza?
Lamentablemente, muchas personas lo aprenden cuando niños. Y más triste aún es lo aprenden de sus padres, que los ridiculizan o humillan ante sus amigos o hermanos. Un maestro, entrenador u otra figura de autoridad, y hasta el bravucón de la escuela, puede humillar y avergonzar a los niños.
El abuso sexual y físico también puede hacer que los niños crezcan sintiendo vergüenza. Las dificultades de aprendizaje como la dislexia o el déficit de atención puede hacer que se etiquete a los niños abusados como estúpidos, lentos, incapaces de aprender. Esto humilla a los niños y jóvenes y puede llevar a un sentimiento de vergüenza a largo plazo.
Desafortunadamente, muchos de los niños que cargan con la vergüenza no se despojarán de ella en la adultez. Hay adultos que han intenalizado la vergüenza a tal punto que temen a la intimidad y tienen problemas de compromiso en su relación matrimonial. Les causa llevar adelante un matrimonio, o a veces pasan por diversos matrimonios y separaciones sin poder nunca ver su conducta, que es un sabotaje a si mismo y está asociada con la vergüenza que cargan como un peso gigante e invisible muy dentro de si.
Los adultos que temen a la vergüenza suelen terminar soportando divorcios y amoríos, una interminable cantidad de empleos consecutivos y parecen también sabotear sus relaciones más cercanas. Su vergüenza les hace vagar en una especie de desierto de relaciones personales. Los reinterados fracasos, claro, sólo agregan más vergüenza, fracaso, Peña, y sensación de poca valía. Muy dentro de si la persona con vergüenza siente que sinceramente es indigna de amor o de atención por parte de nadie.
La profunda depreción es que a menudo hallamos al final se este camino emocional. La vergüenza también puede llevar al abuso de drogas, al alcoholismo, a desórdenes alimentarios y al juego compulsivo, además de otras conductas compulsivas. F24hs

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