lunes, 17 de junio de 2013

La cocaína y las operaciones de nariz

Los médicos de las clínicas de cirujía plástica tienen mucho que contar sobre los efectos del consumo de cocaína en muchos pacientes, algunos de ellos, personajes muy conocidos y populares que han necesitado de las manos expertas del cirujano reparador. La reparación de una nariz consumida por la droga no es tarea fácil, es una operación muy complicada y peligrosa para la salud del paciente. Ante el aumento muy importante que se ha producido en los últimos años, el presidente de la Sociedad Española de Cirujía Estética ha hecho un llamamiento a sus colegas de profesión para que estén alerta y no se dejen engañar por clientes cocainómanos que llegan a la consulta pidiendo un retoque de nariz o alegando problemas de respiración. Cuando se procede a operar, aparece la verdadera razón del problema y las complicaciones pueden ser fatales y muy difíciles de resolver.
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Reconstruir una nariz consumida por la droga es un trabajo que requiere una manos expertas, seis o siete horas de quirófano y varias sesiones hasta que queda lista. Los destrozos que causa la cocaína en una nariz son terribles ya que esta posee un efecto vasoconstrictor, lo que quiere decir que tiene la capacidad de dejar sin riego sanguíneo las partes con las que toma contacto y va estrechando las venas que alimentan con sangre la nariz hasta que llegan a desaparecer totalmente.
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La droga se va comiendo la nariz poco a poco mientras los tejidos se duermen y las arterias se contraen, con la falta de riego se pierde el tabique nasal y las aletas de la nariz hasta que los orificios se convierten en uno solo y en los casos extremos se hace un agujero en el paladar. Para proceder a la recontrucción (siempre que se haya abandonado el consumo) se realiza por fases. La intervención requiere complicadas técnicas de microcirujía en la que se suele obtener piel del brazo para componer la nariz. Se extrae cartílagos de la oreja o incluso una costilla para tener donde apoyar el nuevo tejido. Por último se pone piel de la frente para que tenga un tono similar a toda la cara.
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Para realizar esta complicada y difícil reconstrucción se exige que lleven un mínimo de seis meses sin consumir droga y cuando un individuo después de una reconstrucción esnifa de nuevo cocaína, los tejidos implantados se deterioran con gran rapidez. La coca se los come de nuevo y la solución que proporcionó la cirujía se viene abajo y hay que intervenir de nuevo con mas dificultades y complicaciones que antes.


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