lunes, 14 de noviembre de 2016

El estilo de vida asumido por el drogadicto puede llevarlo a tener sentimientos de frustración;

El estilo de vida asumido por el drogadicto puede llevarlo a tener sentimientos de frustración; niveles de ansiedad elevados e índices que abocan la depresión.
La presencia de estos estados patológicos se explican por los continuos fracasos de estos sujetos en las diferentes áreas en las cuales se insertan al no desarrollar estilos de afrontamiento creativos que le permitan superar los obstáculos.
Las respuestas ante tales estados no solo son pasivas como si el sujeto adicto siempre estuviera acorchado, en muchas ocasiones ante la falta de ajuste a las exigencias personales, familiares y sociales; propenden una respuesta agresiva gestando un clima de violencia.
Los continuos conflictos los lleva al plano de la frustración personal, la autovaloración en la mayoría de los casos se comporta inadecuada por defecto; esta formación motivacional no solo constituyen un concepto sobre si mismo, están comprometidos intereses, aspiraciones que participan en la gratificación de necesidades, motivos, proyectos a largo plazo, que en este tipo de pacientes no existen o se encuentran reducidos; la función reguladora permanece aplanada.
La autovaloración goza de un valor inestimable en el desarrollo armónico e integral de la personalidad. Existe una estrecha relación entre los aspectos motivacionales y la afectividad.
Dentro de esta esfera se hallan las emociones y los sentimientos. Las emociones tiene un carácter positivo o negativo de acuerdo a la satisfacción de necesidades e intereses. El valor de las emociones esta en dependencia de los factores circunstanciales., estos y los sentimientos constituyen las formas esenciales de expresión de la afectividad,; la ansiedad y la depresión, los trastornos mas características de esta esfera que se expresan en las tres áreas de expresión de la psiquis.
Los pacientes poliadictos quedan atrapados en los mecanismos de dependencia, donde subyace, en muchos casos la necesidad, el interés de satisfacer demandas en la familia, el área laboral y social; la habituación es tan fuerte que se cierne sobre ellos la zozobra, el sentimiento de culpa, vivencias que se reciclan sin que se atenúe la tensión interior.
Desde el punto de vista psicológico la ansiedad provoca una reacción de huida, así el adicto manifiesta un repliegue ante las exigencias del medio, al mismo tiempo que el no enfrentarse lo mantienen en una sobreexcitación interior.
.El placer inicial que lleva al consumidor a decidirse por la droga inhibe un conjunto de satisfacciones, comienzan a fallar mecanismos de recompensa que abocan un nuevo estado: la depresión.
La depresión es frecuente en pacientes alcohólicos y otros toxicómanos, la perdida de esferas tan importantes como la familia y el trabajo, disminuyen la posibilidad de vivencias gratificantes inherentes a esta área de existencia humana; la cual se acompaña muchas veces de autodespreciación, autoacusación, disminución de la capacidad de obtención que lleva en algunos casos a la conducta suicida.
Cuando existe este cúmulo de experiencias displacenteras, es casi irreversible que el hombre muestre sus fracasos desde un estado de frustración, este puede acompañarse de ira, ansiedad, tristeza; entre sus consecuencias mas prejudiciales se encuentran las tendencias escapistas y regresivas; por lo que en muchos casos la frustración no solo es consecuencia para el toxicómano, muchas veces es la causa que lo lleva a la dependencia.
¿Existe un camino de regreso?
Aunque la etiología de la adicción es multifactorial, afortunadamente no existe un criterio concluyente de que exista una correspondencia hereditaria entre los adictos. Al valorar la drogodependencia como una conducta, los procesos de aprendizaje social explican su adquisición y ofrecen las pautas para la rehabilitación. los efectos placenteros que ocasiona el toxico van reforzando positivamente la actitud del sujeto hacia la droga condicionando la drogodependencia.
Sin embargo la adicción no surge inmediatamente, es el resultado de un proceso sistémico donde se integran variables referidas a la droga, al contexto y al consumidor. 
F. Reyes

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