Buenos días compas. Compartimiento.
Nuestras salud suele estar tan quebrantada, entre otras razones, porque desde niño se nos ha difundido la idea de que el dolor y el sufrimiento físico son inherentes a la vida como males imposibles de evitar. De manera que crecemos creyendo que disfrutar de una Salud óptima es la excepción y que debemos aceptar nuestras dolencias, pesares y melancolías como algo ineludible.
El niño oye hablar tanto de las enfermedades y tan a menudo se le previene contra ellas, que crece con la convicción de que son la ley de la vida, y por ello teme que en cualquier memento quebranten su salud. Pensamos cuánto favorecería al niño si le enseñáramos que la salud es el estado normal y la enfermedad el anormal.
Pensemos en el gran beneficio que recibirá el hombre si desde niño espera mantenerse en completa salud, en vez de alimentar constantemente su mente con las posibles enfermedades que sufrirá y siempre precavido contra el riesgo de contraerlas.
Debemos enseñarle al niño que Dios no engendra jamás la enfermedad ni el sufrimiento, ni se complace en nuestras penas, sino que estamos destinados a la salud y la felicidad, cuyo resultado es el gozo y nunca el sufrimiento. La indole de nuestros pensamientos determina la indole de nuestra conducta. No podremos tener salud si estamos siempre pensando en la enfermedad, de la misma manera que no podemos vivir una vida de prosperidad si constantemente estamos enfocados en la escasez.
Cuanto más feliz seas, menos agotamiento tendrás y más vitalidad y estarás menos propenso a las enfermedades. Un organismo rebosante de alegría, no contraerá enfermedades. Ya desde niños deberíamos habituarnos a desechar todo pensamiento insano, desagradable y corrosivo. Todas las mañanas deberíamos levantarnos con la pizarra en blanco y borrar de nuestra mente toda imagen contraria, sustituyéndola por imágenes armoniosas y estimulantes. F24hs. Y les deceo un fin de semana muy feliz a la manera de doble A.
El niño oye hablar tanto de las enfermedades y tan a menudo se le previene contra ellas, que crece con la convicción de que son la ley de la vida, y por ello teme que en cualquier memento quebranten su salud. Pensamos cuánto favorecería al niño si le enseñáramos que la salud es el estado normal y la enfermedad el anormal.
Pensemos en el gran beneficio que recibirá el hombre si desde niño espera mantenerse en completa salud, en vez de alimentar constantemente su mente con las posibles enfermedades que sufrirá y siempre precavido contra el riesgo de contraerlas.
Debemos enseñarle al niño que Dios no engendra jamás la enfermedad ni el sufrimiento, ni se complace en nuestras penas, sino que estamos destinados a la salud y la felicidad, cuyo resultado es el gozo y nunca el sufrimiento. La indole de nuestros pensamientos determina la indole de nuestra conducta. No podremos tener salud si estamos siempre pensando en la enfermedad, de la misma manera que no podemos vivir una vida de prosperidad si constantemente estamos enfocados en la escasez.
Cuanto más feliz seas, menos agotamiento tendrás y más vitalidad y estarás menos propenso a las enfermedades. Un organismo rebosante de alegría, no contraerá enfermedades. Ya desde niños deberíamos habituarnos a desechar todo pensamiento insano, desagradable y corrosivo. Todas las mañanas deberíamos levantarnos con la pizarra en blanco y borrar de nuestra mente toda imagen contraria, sustituyéndola por imágenes armoniosas y estimulantes. F24hs. Y les deceo un fin de semana muy feliz a la manera de doble A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario