miércoles, 29 de octubre de 2014

Hablemos de la Familia y la droga.



Entre los factores personales y ambientales que favorecen de hecho el uso de la droga es, sin duda, el principal, la falta absoluta o relativa de la vida familiar, porque la familia es elemento clave en la formación del carácter de una persona y de sus actitudes hacia la sociedad. Detengámonos en algunos factores de mayor importancia.

El toxicodependiente viene frecuentemente de una familia que no sabe reaccionar al stress porque es inestable, incompleta o dividida. Hoy van en preocupante aumento las salidas negativas de las crisis matrimoniales y familiares: facilidad de separación y de divorcio, convivencias, incapacidad de ofrecer una educación integral para hacer frente a problemas comunes, falta de diálogo, etc. Pueden preparar una elección de la droga, el silencio, el miedo de comunicar, la competitividad, el consumismo, el stress como resultado de excesivo trabajo, el egoísmo, etc.; en síntesis, una incapacidad de impartir una educación abierta e integral. En muchos casos los hijos se sienten no comprendidos y se encuentran sin el apoyo de la familia. Además, la fe y los valores del sufrimiento, tan importante para la madurez, son presentados como antivalores. Padres no a la altura de su tarea, constituyen una verdadera laguna para la formación del carácter de los hijos.

¿Y qué decir de algunos comportamientos distorsionados o desviados en el campo sexual de ciertos núcleos familiares?

En no pocos casos las familias sufren las consecuencias de la toxidependencia de los hijos (por ejemplo, violencias, robos, etc.), pero sobre todo deben compartir las penas psicológicas o físicas. La vergüenza, las tensiones y los conflictos interpersonales, los problemas económicos y otras graves consecuencias, pesan sobre la familia, debilitando y resquebrajando la "célula fundamental" de la sociedad.

Junto a la familia de origen, ha de ser tenida en cuenta también la familia que crean los toxicodependientes. Se trata no raramente de parejas en las que ambos son drogadictos. Muchos, aun siendo todavía jóvenes, son ya separados o divorciados, o también conviven unidos de hecho. En este contexto adquieren importancia los problemas de los hijos de los toxicodependientes, sobre todo bajo el aspecto educativo, como también los problemas de los hijos de toxicodependientes ya fallecidos.

Merecen particular atención las mujeres toxicodependientes en embarazo: muchas son madres solteras o de cualquier modo abandonadas a sí mismas.

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