sábado, 26 de julio de 2014

No me entiendes y esto hace que me sienta muy solo.

No me entiendes y esto hace que me sienta muy solo.
Pasamos por procesos raros durante nuestra recuperación, nos sentimos diferentes, experimentamos sensaciones que no conocemos y nos hacen sentirnos muy incomodos y sobre todo tenemos unas ganas de tomar de caballo.
Cuando iniciamos la recuperación nos dicen que nos apoyemos mucho en el grupo, en los terapeutas ya que nadie más va a conseguir entendernos tan bien, pero claro no nos lo creemos y seguimos nuestra marcha, seguimos haciendo y deshaciendo en función de lo que creemos oportuno.
Hasta que llega "el día", ese del que tanto nos han hablado pero que no nos acabábamos de creer que llega, el día en que mi enfermedad me arrea con fuerza y mis ganas de tomar se manifiestan cual titán aplastando toda lógica y racionalidad para sumirnos en la impulsividad más salvaje y acercarnos peligrosamente a un consumo. Y es justo ahí cuando realmente somos conscientes de nuestra soledad, de que la familia no nos entiende, de que nos sentimos solos y no sabemos muy bien que hacer. Se tambalean los débiles cimientos que hemos conseguido construir en el poco tiempo que llevamos en recuperación y en muchas ocasiones nos planteamos abandonar el tratamiento.
Pero por otra parte, al sobrellevar esta situación, aunque no lo creamos, esto que nos ha pasado es lo mejor que nos podía pasar ya que nos hace aterrizar y conectar directamente con la realidad de lo que es estar en recuperación, nos damos cuenta de que el grupo es nuestro más importante puntal y que debemos aferrarnos a él, confiar en él y hacer caso a lo que nos digan, y desde luego darnos cuenta de que las ganas de tomar, a pesar de creer durante el momento del craving (impulso de consumo) que no las vamos a soportar, nos damos cuenta de que se puede, que haciendo caso de lo que nos dicen los compañeros y terapeutas podemos pasarlo y que todo es cuestión de poner en funcionamiento las herramientas que nos han enseñado.
La soledad deja de ser tal cuando nos apoyamos en el grupo y la adherencia al tratamiento se va consolidando al saber que nuestro bien estar depende de ello.
A los adictos nos cuesta horrores entender esta enfermedad, su proceso y sus manifestaciones y eso que vamos a terapia a diario o casi a diario, pues imaginaros a los familiares que casi ni hacen terapias. Con el tiempo y terapias, poco a poco nuestro entorno más cercano va entendiendo un poco más y sabiendo que nuestros vaivenes emocionales, en ocasiones no responden a algo tangible, son simplemente fruto de nuestras ganas de tomar y forman parte del proceso de recuperación.
La soledad también atiende al proceso de duelo que experimentamos al dejar las drogas, ya que nos han acompañado durante gran parte de nuestras vidas y las usábamos para cualquier cosa que hiciésemos, ese proceso de disociación es largo pero nos ayuda a aprender a vivir de una manera sana y en libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario