viernes, 25 de julio de 2014

DOLOR Y SUFRIMIENTO"""

Todos los adictos, a lo que sea, se sienten muy, muy mal cuando no cuentan con su objeto de adicción…  Esto en las relaciones de pareja puede ser un grave problema, tanto la adicción en si como el proceso de abstinencia.

El mundo de las adicciones toca otras tantas áreas como las drogas tóxicas, la ludopatía (adicción al juego), el sexo, el trabajo, la comida… Cualquier adicción puede afectar tu vida y la de los que te rodean.

Hablar de las adicciones en pareja vislumbra un complejo y variado mundo de situaciones, sin embargo, en general las afecciones pueden ser las mismas en distintos grados. Todo tiene que ver con el origen de la adicción, si es multifactorial involucrándose factores biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales, así como el entorno que vive en el presente la persona con su pareja o bien, hasta con sus hijos.

Los estudios demuestran que existen cambios neuroquímicos involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a desarrollar esta enfermedad.

Es necesario saber también el grado, el tipo de adicción y a lo que es codependiente la persona. Si bien alguien puede ser adicto a la marihuana, no se reflejará de igual manera en sus relaciones personales o sus actividades diarias este consumo, como con el alcohol o con un tipo de droga como la heroína. Sin embargo, cualquier adicción desgasta poco a poco una relación, incluso cuando ambas partes de la pareja son adictas.

En principio, las drogas se perciben con una imagen positiva y favorable que atrae a jóvenes y mayores. Sin embargo, esa cara desaparece rápidamente, y las drogas empiezan a mostrarse tal y como son: dolor, problemas, infelicidad y múltiples trastornos.

Las drogas generalmente crean dependencia tanto física como psicológica y hacen vivir a quién las consume, en un mundo totalmente FALSO , en donde se sufre degradación física, mental, emocional y finalmente puede llegar a ocasionarle la MUERTE .

En una pareja donde solamente una persona crea un hábito de adicción, la consecuencia es la separación y la lejanía en primer lugar con su círculo social, pues poco a poco aumentan la dosis o la cantidad de lo que consumen. Posteriormente se aíslan para no parecer fuera de ese mismo círculo (incluyendo pareja y familia), se empieza a resquebrajar la comunicación, las actividades laborales disminuyen y la persona empieza a mostrar desánimo por las cosas que antes solía agradarle. Las discusiones no se hacen esperar dentro de la relación y si no se atiende el problema en cuestión, cada vez será más y más difícil superar la problemática, pues llegará el engaño, las peleas, la violencia verbal y/o física, la razón….
Se perderá la confianza en ambas partes y el destino del dinero por gastar la mayor parte del mismo en drogas o alcohol generará endeudamiento.

Es posible la aparición de una amplia gama de trastornos psicológicos, estados de ánimo negativos e irritabilidad, actividades defensivas, pérdida de autoestima e intenso sentimiento de culpa, así como alucinaciones visuales y auditivas, disminución de la capacidad intelectual, lenguaje confuso, y la destrucción de neuronas. El consumo se vuelve casi lo más importante, los adictos se tornan egoístas y egocéntricos, no les importa nada más que ellos mismos. Sin embargo, estas reacciones pueden presentarse en la pareja a consecuencia de los efectos del desgaste y el estrés que provoca confrontar una adicción o al propio adicto.

El adicto a menudo no puede pensar en otra cosa que no sea en la droga o su fuente de placer, el modo de conseguirla, el tiempo en obtenerla, por lo que deja de pensar en los suyos sin importar los sentimientos de su pareja a pesar de que la otra parte haga lo humanamente posible por ayudarlo… La negación estará presente y ello causará más conflictos. Los adictos piensan que sólo es cosa de proponerse dejar de consumir a lo que son codependientes, lamentablemente no es así y por ello en muchas (no en todas) las ocasiones, las parejas que sufren de estos problemas terminan separándose (en “mejor” escenario) o bien, con una dura experiencia, dejando traumas y marcas que quedarán para toda la vida en ambas partes. El peor escenario es la violencia física dentro de la pareja e incluso los hijos, que puede llegar a extremos que pudieran provocar situaciones mortales.

Hay tratamientos psicológicos que en la actualidad ayudan en demasía al adicto, sin embargo, más de las tres cuartas partes del mismo depende del paciente, el cual debe aceptar que tiene un problema y que necesita ayuda, así como también estar consciente de los sentimientos de su familia, de su pareja y de los problemas en los cuales se ha ido involucrado desde su consumo.