lunes, 10 de marzo de 2014

Por una vida mejor tomemos conciencia

Estamos en una época donde la vida cuesta vivirla y que a su vez el sistema no da lugar a crear realidades e ilusiones, esa gran ilusión que las cosas tienen que ser como son y que tienen que ser de otra forma. Hoy en día la sociedad esta enfrente de algo que pareciera irreal o de película, pero forma parte de la realidad que se esta viviendo, “La Droga”  que se transforma en un agotamiento de una forma de vivir . Donde los reclamos de justicia y de inseguridad que vemos en las calles y en los rostros de los desamparados, es un reclamo de la vida pidiéndose expresar a gritos.

Esta es una etapa más de esta historia, la que nunca se termina y que cada cierto tiempo surge con una nueva etapa  creada por este sistema devastador, “El consumismo”. Es una historia que nunca se termina, porque ese es el hecho, una ideología densa como es está, que es la justificación de si misma.
Solo una utopía es la esperanza de otra cosa y en estos tiempos esto no nos puede llevar a ningún lado, porque estamos en el lugar que se quiere estar, por  la utopía dominante. Parte de esta ideología, es que no hay otro lugar, que no hay otra posibilidad, que no hay otra historia y que no hay más que resignación. No es porque se nos oculte la posibilidad de estar mejor  y de una buena vida, si no que el discurso esta hecho para que no se imagine la otra posibilidad. La posibilidad tiene que nacer, la historia tiene que ver con el sueño de una comunidad. Un individuo puede soñar su sueño, pero solamente una comunidad puede soñar su utopía, su otra posibilidad y gran parte de esta ideología es la separación y el individualismo.
Si no miren del portero electrónico a Internet, esta todo para que uno este dentro de su casa y no salga mas, a veces los diarios dicen que esta todo bien, pero no mi vecino cuando esta para preguntarle.
A mi entender hay un gran porcentaje de la población que es eyectado por este sistema y de repente encontramos que afuera de este sistema esta la gran invitación al banquete del consumo.
En la cual hoy en día estamos viviendo la promesa de la devastación “La Droga”, que en realidad la Droga no es el problema, la Droga es lo que tapa el hueco, el problema es el hueco y esto es lo que hoy se da sobre todo en la juventud, junto con la desocupación y que esa palabra valla acompañada con la juventud es bastante alarmante y ni hablar de la falta de entusiasmo, de proyecto de los mayores porque no les inspira mucho ha aquellos llamados caretas que tienen una forma oficial de vivir, pero que no parecen que hacen feliz a nadie.
También hay que recalcar que los gobiernos solo se han dedicado a la realización de practicas asistenciales, que lejos de contemplar una cultura solidaria o un proyecto de planificación de calidad de vida, se transforma en una herramienta prebendaria políticamente, donde el sistema judicial se a dedicado a la persecución, encierro y a la exclusión de adictos.
El consumo de “Drogas” es un posible emergente social de determinadas medidas político, económico y social, que arrastraron a una gran parte de la población a vivir en condiciones de extrema pobreza y marginalidad, donde el adicto se convierte en el depositario de todos los miedos sociales.
La drogadicción no es solo la incorporación de sustancias, se consumen drogas, pero se consume algo más que ello, relaciones, vínculos, fantasías, rituales, mitos y ceremonias. El consumo de drogas se ha convertido en una moneda corriente hasta llegar a naturalizarse, aprovechándose de una sociedad muy fragmentada, con pérdida de valores y en ese contexto el hombre se encuentra limitado, en soledad en medio de una multitud. La situación económica, social que en la actualidad se vive es un factor esencial para la propagación de las adicciones ya que estas constituyen una vía de escape.
La “drogodependencia” es también un problema del Estado, el cual tendría que crear las condiciones necesarias para que la sociedad este preparada ante esta demanda que nos compete a todos. No pasa por crear más  centros o cárceles  para manotear subsidios y someterlos a drásticos procesos de encierro para que no prediquen el evangelio de su disidencia, si no que habría que fortalecer los que ya están implementando la educación, deporte, proyectos de vida, mas compromiso social.
No hay que excluirlos de la sociedad hay que integrarlos que se sientan participe de ella, para eso debemos escucharlos, saber que piensan, que quieren, hay que brindarles espacios para que ellos se puedan desarrollar.
Hay que predicar con el ejemplo.

Joel lucero


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