lunes, 17 de marzo de 2014

La ONU aboga por despenalizar el consumo de drogas pero sin legalizarlas

Stella M. Rodríguez Maurig

Las conclusiones de la 57 sesión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU (ONUDD) en Viena –que ha terminado su primera fase de «alto nivel» el viernes y que continúa la próxima semana– no ha satisfecho del todo a nadie. Más de 120 países y 1.500 delegados han repasado durante dos días el problema de las drogas, pero las diferencias entre los Estados han llevado a muy pocas resoluciones. El gran protagonista ha sido probablemente Uruguay, el primer país que ha legalizado la compraventa y el cultivo de marihuana, respaldado por numerosos países que han exigido dar un giro hacia políticas centradas en la prevención y la salud pública.
Y en parte han sido escuchados, luego de una advertencia del director de la ONUDD Yuri Fedotov quien no ve que otros países o regiones «sigan el camino que ha tomado Uruguay»: el país latinoamericano no está marcando, «ahora mismo, hoy en día», una tendencia ha comentado Fedotov el viernes. Los acuerdos mínimos a los que ha llegado los países representados en la Comisión tiene que ver más condar un –sutil– giro desde una «guerra» contra las drogas hacia el espíritu original de los tratados, que se centra en la saludaunque sin incluir referencias claras a las que se han opuesto países como Pakistán, China, Egipto, Irán o Rusia que abogan por mantener la línea dura contra la opinión de la Unión Europea, México o Ecuador.
El «giro» tiene su respaldo estadístico: uno de los principales objetivos del encuentro en la capital austriaca ha sido revisar el «incumplimiento» de las metas pactadas en 2009: que se «elimine o reduzca considerablemente» la oferta y demanda de drogas hasta 2019, un ambicioso objetivo que a medio camino está lejos de cumplirse y que muchos críticos han tratado de «farsa». Un informe de la ONUDDfirmado por Fedotov indica claramente que «la magnitud general de la demanda de drogas no ha cambiado sustancialmente a nivel mundial», el consumo continúa «estable» en torno al 5 % de la población adulta y las muertes anuales por su causa alcanzan unas 210.000 personas al año. El informe señala que «es importante reafirmar el espíritu original de los tratados, que se centra en la salud. El propósito de los tratados no es librar una guerra contra las drogas sino proteger la salud física y moral de la humanidad».
Fedotov ha insistido que la legalización no es compatible con el espíritu de las convenciones internacionales sobre el control de drogas –según los tratados, sólo puede usarse con fines médicos y científicos pero no recreativos–, ni una solución al problema, pero sí «la despenalización del consumo»: «puede ser una forma eficaz de descongestionar las cárceles, y redistribuir recursos para asignarlos al tratamiento y facilitar la rehabilitación» indica el informe oficial de la UNUDD. El documento se refiere específicamente a la despenalización del consumo personal que ya se aplica en algunos países europeos y latinoamericanos –Brasil, Chile–, así como en Canadá y Australia: supone que el consumo de drogas no sea delito y que se sancione con alternativas como multas o terapias y no con la cárcel. Pese a todo, la oposición de algunos países no ha permitido uno de los objetivos de la reunión: la abolición de la pena de muerte para delitos de drogas; uno de los temas que será tratado en Nueva York en 2016, en una sesión especial de la Asamblea General de la ONU.

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