jueves, 2 de enero de 2014

Rehabilitación, algo más que consumo

David Valero Garcia
"Si hay algo que tengo claro a estas alturas del tratamiento es que tan importante es dejar el consumo atrás como no dejar de conocerte cada día. Esto puede sonar obvio, incluso aplicarse a cualquier persona, sin necesidad de haber pasado por una adicción, pero puedo asegurar que no es tarea fácil."

¡Buenos días!

Comparto con vosotros el post de esta semana. Os deseo a todos una gran salida de año, y sobre todo, una mejor entrada 

¡Un fuerte abrazo!

adicciones-aprenderTenía pensado escribir un post rememorando estos cinco meses y medio deAdiccionate a la Vida, pero lo bueno de tener una comunidad como vosotros es que puedo permitirme el no ajustar las publicaciones a fechas o acontecimientos determinados. Al fin y al cabo la esencia de este blog, aparte de aportar a aquellos que tengan relación con las adicciones, es la honestidad, sin miedo a juicios, porque aquí ninguno somos jueces, como mucho se cuestiona, que nada tiene que ver.
Si hay algo que tengo claro a estas alturas del tratamiento es que tan importante es dejar el consumo atrás como no dejar de conocerte cada día. Esto puede sonar obvio, incluso aplicarse a cualquier persona, sin necesidad de haber pasado por una adicción, pero puedo asegurar que no es tarea fácil.
Debo reconocer que en los últimos meses me he confiado, incluso podría decirse que me he crecido, tal vez demasiado. No estoy hablando del sentimiento de seguridad frente al consumo, siempre tendré presente que la cocaína ha sido parte de mí vida, y como adicto, bajar la guardia sería un grave error.
Me refiero al sentirme seguro de mí mismo en exceso, de creer que actualmente tengo una capacidad “superior” a la hora de desenvolverme con mis emociones y sentimientos, y lo que es peor, creer tener la conciencia de pensar que sabía en todo momento como se encontraba aquel que estuviera frente a mí.
Es innegable que el trabajo que han realizado, y realizan, conmigo mis amigos los terapeutas es extraordinario, pero por ese mismo motivo, he pecado de pretencioso. Pretencioso por llegar a creerme, en cierto modo, superior a la hora de manejarme en situaciones de cierta tensión, pretencioso a la hora de diseccionar y catalogar al que estuviera frente a mí. Esto es algo terrible, desconozco si es habitual en aquellos que pasamos por un tratamiento de adicciones, pero lo que sí sé, es que sólo demuestra el trabajo que aún hay pendiente.
REVISAR A FONDO
Llegado a este punto, y consciente del gran error cometido, me veo en la obligación de parar, revisarme de arriba a abajo, averiguar que es lo que me ha llevado a esa falta de humildad y poner las cosas en su sitio. Un adicto no puede permitirse esa cierta soberbia, no cuando todo lo que le ha llevado a su recuperación ha sido elamor, comprensión y cariño de aquellos que apostaron por él.
Parar, no significa frenar el tratamiento, probablemente todo lo contrario. Ahora mi objetivo no es dejar de consumir, ese ya le cumplí, ahora se trata de saber utilizar todas las herramientas adquiridas. Todas aquellas relacionadas con las emociones, sentimientos, introspección, análisis, sinceridad, autocrítica,… Ahora se trata de hacer que el David que se ha despojado de una vida de esclavitud bajo el yugo de la droga crezca, pero que crezca en relación a los brotes que otros ayudaron a nacer. No hacerlo así sería tirar por tierra el trabajo propio y el de todos que estuvieron, y están, en el camino.
Pudiera ser que el verme tan diferente, y el haber llegado tan lejos en dos años, provoquen cierto hinchazón de pecho que mal enfocado derive en esta actitud. Tal vez, el haberme sentido tan pequeñito durante tantos años, y ver que ahora he logrado metas inimaginables anteriormente, hagan que sobredimensione mis aptitudes. Y no quiero decir que el crecimiento no pueda continuar y llegar a ser maravilloso, pero cuidado, darse golpes en el pecho antes de haber logrado algo puede ser muy peligroso, y que decir de la falsa sensación que se puede sentir.
LOS ERRORES TE SALVAN
Darme cuenta de todo esto podría haberme hundido, podría haberme sentido fracasado y volver a ese sentimiento de derrota e insatisfacción personal, pero ni mucho menos. Reconozco que el golpe ha sido duro, escribir estas líneas no está resultando fácil, pero si hay algo que he aprendido, es que de los errores se aprende, siempre y cuando uno esté dispuesto.
Gracias a esas nuevas herramientas, ahora tengo la posibilidad de detectar cuando algo “huele raro”, cuando mi comportamiento chirría en mi interior, pudiendo darme la oportunidad de pensar en ello y aprender. El adicto lo tenía más “fácil”, él sólo tenía que culpar a los demás, a las circunstancias, al mundo, al universo, a cualquier menos a él. Cierto es que podría tener condicionamientos que provocasen que las cosas no fuesen fáciles, pero la decisión de apostar por el cambio siempre fue mía.
PERO, ¿POR DÓNDE EMPIEZO?
Pues creo tenerlo claro, por ese David que sabe que está aquí para aprender, para escuchar, para aportar siempre y cuando haya algo que ofrecer. Por ese David que acepta y respeta, que tiene claro que no lo sabe todo, que la duda y el error son parte de todo, y que sin el todo, no somos nada.
En ocasiones volver a los orígenes es bueno, no consiste en dar marcha atrás, sino retomar el camino allí donde comenzamos a desviarnos de la ruta que nos marcamos. En mi caso, la ruta es sentirme, sobre todo sentirme cuando menos me apetece, cuando más incómodo me encuentro. Aprender a desenvolverme en el miedo, en el malestar, en situaciones que no puedo controlar, para de esa forma ser consciente de que va esto de la vida.

Como veis, la recuperación de una adicción no debe de terminar, bajo mi punto de vista, en la superación del consumo. Hay que aprovechar ese gran paso para llevarlo más allá, llevarlo a un crecimiento personal del que, no sólo nosotros nos beneficiemos, también todos aquellos que nos rodean.
El adicto que supera esta enfermedad es alguien que tiene un gran potencial, ha estado en lo más profundo del pozo, para desde allí, escalar por sus oscuras paredes enfrentándose a todos y cada uno de sus miedos y demonios para lograr ver la luz de nuevo. Y a pesar de eso, a pesar de ver la luz, salir fuera del pozo no es fácil, porque algunos miedos siguen ahí, y debes armarte de valor y confianza, asomar la cabeza y decir al mundo, aquí estoy de nuevo. Y esto es sólo parte del recorrido, y alguien que pasa por aquí tiene mucho que ofrecer, pero siempre con respeto y sin vanidad.
Si a pesar de ser 31 de diciembre has llegado hasta aquí, es algo maravilloso para mí, y si es cualquier otro día, también ;) Y como uno, a pesar de lo dicho al principio del post, no es ajeno al mundo, quiero felicitaros la entrada al nuevo año. Agradeceros que estéis ahí, leyendo, comentando, compartiendo en redes sociales, lo que sea que hagáis, porque todo esto que se inició un 16 de Julio de 2013 ha cobrado más sentido del que me hubiese podido imaginar gracias a todos y cada uno de vosotros.

¡Un abrazo!

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