miércoles, 26 de abril de 2017

Reflexión sobre los aparentemente conceptos antagónicos miedo-amor.

Joaquín Roberto Jiménez Carrillo 
Reflexión sobre los aparentemente conceptos antagónicos miedo-amor.
Confieso no entender a veces casi nada y a veces casi todo, espero no parecer pretencioso,pero en el fondo, nada del material del que está hecho el ser humano me puede ser ajeno y menos del todo. Ya hace tiempo que entendí que todas las personas han aprendido, de una u otra forma, a convivir con sus daños, porque es así, a cierta edad, todos tenemos ya nuestro particular repertorio de heridas, es inevitable, esta hermosa vida produce daños, de hecho forman parte de la construcción de la personalidad, el carácter, la actitud, el ánimo, el equilibrio y hasta, muchas veces, las ganas sinceras y profundas de continuar con la espectacular aventura de seguir viviendo, de seguir amando a esa vida, “LA VIDA”. Y aunque también es cierto, que muchas veces las personas creen haber superado sus conflictos íntimos, sociales, de relaciones de cualquier tipo y dentro de ellas, la más complicada las íntimas y honestas, sí, esa que a veces llevamos como podemos y otras como queremos de verdad, esas que producen sentimientos complejos y, por tanto, más maduros se convierten en una caja de sorpresas, me explico, los seres humanos contamos y nos contamos historias continuamente y estaríamos dispuestos a jurar por lo más sagrado y auténtico, que esa es nuestra verdadera historia, necesitamos tener certezas y las conseguimos, lo puedo decir por experiencia propia que no siempre es así. El viaje más alucinante que una persona puede llevar a cabo es hacia su interior, pero también es el que más miedo nos produce porque aunque paradójicamente pueda resultar contradictorio y desconcertante, la verdad es cierto que libera, pero primero jode que te cagas de miedo con el solo hecho de vislumbrarla, esto lo comento por experiencia propia también. Cuántas veces he estado convencido, con todo un argumentario secundando una creencia a cerca de mí o de otra persona de una historia que he instalado en mi cerebro como cierta, con la de veces que el cerebro nos engaña, y lo peor, he juzgado sin tener suficiente conocimiento para hacerlo, bueno, esto quizás no sea del todo cierto, más bien me considero tolerante y entendamos tolerante no como el que aguanta, el término tolerar significa más bien respetar y aceptar a los demás tal como son. Lo que sí es cierto es que tal como decía Áute, el pensamiento no puede tomar asiento, así que sí creo en esto, la vida me produce pensamientos y sensaciones continuamente y con ellos me creo opiniones acertadas o equivocadas de las cosas, de la forma de ser de mí y del resto de las personas y del mismísimo Universo. La realidad es que podríamos decir muchas veces “no sé” o la otra palabra que más le cuesta al ser humano, “lo siento, disculpa” y creo que el otro embite más complicado para el ser humano es, después del soliloquio más largo y más sincero que podamos tener con nosotros mismos, es en este orden, la rectificación de algo que sabemos más tarde que hemos hecho mal y esto no tiene ningún sentido sin que se lleve a cabo a la vez un cambio de actitud, cuánto le cuesta al ser humano cambiar, puede que este sea de fondo, la causa más complicada del ser humano y bueno, mi pequeña y humilde opinión es que hablando en castellano paladín, nos acojona cambiar, no saber qué nos vamos a encontrar al otro lado, si va a haber agua en la piscina, de hecho hay infinidad de ocasiones en que optamos por quedarnos en una opción dolorosa por el simple hecho de que la conocemos y, más o menos, nos gestionamos en ella con más o menos acierto. El cambio siempre requiere un acto de coraje personal.
Funciona por ahí una oración que yo intento hacer que forme parte activa de mi vida ordinaria que reza así “Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir la diferencia”, esta pequeña oración es aunque no lo parezca por los términos que utiliza de origen pagano y creédme que no siempre es fácil, ni mucho menos ponerla en práctica, pero es mágica y produce efectos muy positivos. Bueno ya creo que estamos de lleno en un poco la esencia de lo que va delimitar el pensamiento y, sobre todo, el conocimiento humano: el miedo y la contrapartida de este miedo disfuncional, ya que no todos los miedos son nocivos ni mucho menos, los hay necesarios y muy aconsejables, pero conozco impreso en las dificultades de las personas, miedos disfuncionales de todo tipo y no es este el momento el de entrar en su enumeración, pero sí que os puedo adelantar que se puede disfrazar casi de cualquier cosa, actitud o comportamiento y por fin, su gran y auténtico antídoto: el amor, pero cuidado que este concepto está muy mal interpretado, ha oído en nombre del amor las historias más tremendas, las he visto en vivo y en directo, las he padecido y ni tan siquiera puedo tener la certeza de no volver a caer en las misma trampa porque este mal utilizado término y, si es real, antídoto de casi todos los males de raíz del ser humano también es un experto en disfraces, la mayoría de las veces, se confunde con apego, yo me muero de miedo cuando una persona le dice a otra “te necesito para vivir” y esto es más común de lo que me gustaría constatar, de obsesión, es este otro de los disfraces más comunes de la mal usada palabra “amor”, bueno no vamos a seguir sumando acepciones equivocadas, no es mi intención en esta reflexión escrita, pero y termino con esto, la persona que entienda, comprenda la verdadera esencia del antídoto de todos los males que conviven con nosotros, “EL AMOR VERDADERO”, habrá conseguido una excelente posibilidad, de que contribuyamos a fabricarnos una mejor vida para nosotros y para los demás, por donde pasemos, es más que posible que dejemos esa impronta de amor y de buen rollo, de positividad en el aire, en el ambiente y eso, aunque solo nos salga bien de vez en cuando, para mí, justifica una vida entera en toda su extensión. Así que, por qué no probar a llenarnos de respeto, de aceptación, de tolerancia, de AMOR, quizás así estemos acertando a poner práctica la anteriormente mencionada y pequeña oración, de incluso, acertar a hacer lo correcto por el motivo correcto.
Ánimo, vamos a por él, es gratis!!!

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