domingo, 21 de junio de 2015

RECUPERACIÓN***

La mayoría de las veces es a través de un proceso de dolor continuado, que se agrava cada vez más, tal como lo hace una piedra en el zapato; que la mayoría de nosotros, nos animamos a hacer cambios radicales en nuestro estilo de vida.

Cuando uno es adicto, la cosa es un poco más difícil, porque la negación es parte de la enfermedad....

Es la única enfermedad, que le dice al "" enfermo""..., que él no esta enfermo.

Pero al final de cuentas, la negación es un fenómeno humano y no exclusivo de los adictos. Lo que pasa es que en el adicto el sistema de negación, llamado también sistema delusional, se hipertrofia y crece, para sostener una mentira que se convierte cada día en algo más difícil de creer.
Pero cuando el dolor es insostenible, no hay más remedio que cambiar.

El proceso de recuperación está fundamentalmente relacionado con la incorporación de lo que llamamos concepto de límite, aceptación de la realidad y construcción de una frontera entre nuestro yo y el mundo circundante.

El límite puede significar para algunas personas: restricción, inhibición; represión; rigidez y resistencia ante el cambio; melancolía y pérdida de la confianza en sí mismo....
Sin embargo cuando desarrollamos el aspecto más adulto de este concepto lo reconocemos como parte necesaria en todo proceso de crecimiento y maduración de un ser humano.

En el tema de la recuperación de una adicción, el límite necesita ser integrado pacientemente. El contacto con la realidad, del cual el límite es un derivado, rompe los hechizos y limita la omnipotencia con todas sus dolorosas consecuencias. Para una estructura adictiva, que no tolera el límite, ni la frustración, la gran lección es el orden; la perseverancia y finalmente la aceptación de la realidad.

Los grupos y el trabajo individual en psicoterapia, trabajan buscando generar un límite interno evolucionado, adecuado y flexible. Conducen a una profunda toma de conciencia de las propias emociones, de las propias limitaciones, de la realidad a veces dolorosa y de la importancia del propio cuidado. En los procesos de recuperación aprendemos a ser nuestros propios padres, aquellos padres cariñosos pero firmes y protectores capaces de poner los límites necesarios para nuestro crecimiento, con los que tal vez no pudimos contar en nuestra infancia. Aprendemos a ser responsables por nosotros mismos y a asumir riesgos adecuados, así como a sostener la necesidad de postergar la gratificación..... Aunque es difícil a lo largo del proceso de recuperación aprendemos que se puede vivir en contacto con la realidad.....

SI SE PUEDE.!!!!.