martes, 12 de mayo de 2015

UNA REFLEXIÓN:

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UNA REFLEXIÓN:
El tema del consumo de drogas y sus implicaciones sociales ha sido objeto de atención de varias ciencias sociales, entre las que podemos ubicar a la ciencia sociológica. El consumo de drogas no es una situación nueva para la humanidad, podría decirse que todas las culturas recurren y han recurrido al uso de sustancias que alteran su estado de conciencia. La proliferación e implicación de sectores sociales vulnerables, junto a una estructura de redes que se organizan para generar un mercado hacen de este tema uno de los mas candentes del siglo pasado y el que esta en curso, convirtiéndole en un problema que requiere gran atención.
Estadísticas mundiales dan cuenta del incremento del consumo de droga en todo el planeta. En la actualidad se considera que un alto porcentaje de la población tiene o ha tenido contacto con alguna droga legal o ilegal (utilizamos esta clasificación para aludir a que estamos en presencia del componente jurídico en tanto forma de contrarrestarlo). Las estadísticas refieren que de 10 a 15 personas de cada 100, tienen problemas de este tipo. Además este es un sistema en constante evolución que se caracteriza por la aparición de nuevas sustancias en el mercado, y nuevos patrones de consumo y, con ello, la incorporación cada vez más acentuada de niños y mujeres. Delimitar los índices de consumo significa abrir indicadores de análisis para su comprensión.
La drogadicción, drogodependencia, toxicomanía o también llamada dependencia a sustancias psicoactivas ha sido conceptualizada como la IMPERIOSA NECESIDAD que una persona tiene por consumir bebidas con contenido alcohólico u otra clase de drogas (marihuana, cocaína, inhalantes, tranquilizantes, alucinógenos, etc.)
Esta necesidad no desaparece a pesar de que la persona consumidora o usuaria sufra las consecuencias negativas producidas al momento de consumirlas o después de dejar de usarlas; hasta donde se ha investigado se considera de que se trata más de una necesidad psicológica que física, siendo un problema que va en aumento cada día, involucrando de forma ascendente amplios sectores de la estructura social sin que nos estemos refiriendo netamente a lo cuantitativo. La expansión en menores de edad, el sector femenino y otros estratos sociales vulnerables es mayor de lo que se pueda suponer.


 La forma de beber o el consumo de drogas ilegales o de las de prescripciones médicas obtenidas por algún método inadecuado resultan fuentes de información más que suficientes para realizar un análisis de este tipo. También se conoce que de estos 10 a 15 de cada 100, al menos 2 ó 3 son mujeres.
Con esto consideramos queda argumentada la imperiosa necesidad de acercarnos a una problemática relevante para nuestros tiempos, que amerita la reflexión si partimos de que en los sistemas sociales todos los procesos están interconectados, la posibilidad de una mirada desde la perspectiva sociológica, particularmente relevante para la propuesta de soluciones sociales o, al menos, la posibilidad que se nos ofrece de apostar a una nueva interpretación de este proceso cuya sola introducción al discurso de las ciencias sociales, es de por si, impostergable.

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