Ricardo Alberto Miodowski
Hace un tiempo hice un comentario sobre el estado del adicto cuando desafortunadamente, pasa
de uso a abuso, y luego de eso entra de lleno en la adicción.
EL ADICTO ES UN ENFERMO, NO UN VICIOSO, definiendo la adicción como la incapacidad de
resistirse a una droga u otras cosas por ejemplo el juego, el sexo, la comida o la compulsión de
comprar bienes, que al igual que las drogas no sirven más que para satisfacción temporal.
En esa instancia, el adicto pierde todos los valores que en general le fueron inculcados en el seno
familiar. Valores de familia, valores morales, valores sociales y sobre todo los relativos a su propia
persona. Toda esa pre-infraestructura que aprendió, cambia al aparecer en su vida un nuevo
“dios” que es la droga. Legal o ilegal, la droga altera las conductas básicas del individuo en cuanto
a su personalidad, por cuanto decimos entonces que el adicto NO ES INMORAL, SINO QUE SU
CONDUCTA ES INMORAL.
En ese estado, el adicto comienza un camino conducente a una degradación personal psicofísica
de características que llegan a ser peligrosas tanto para él como para su familia y la sociedad.
Cuando más arriba me refiero a ese nuevo “dios”, ir detrás de él ocasiona en el enfermo, distintos
trastornos, por ejemplo: pierde sensibilidad, afecto, respeto por sí mismo y por los demás y que
aun sabiendo lo que pueda sucederle en el futuro no vacila en seguir consumiendo. En muchos
estudios que han desarrollado especialistas en adicciones, las conclusiones son coincidentes: si no
hay rehabilitación las consecuencias llegan a ser preso, loco o muerto. En una oportunidad
hablando con un interno que insistía en abandonar el tratamiento, cosa que a pesar nuestro, al
final logró, le pregunté cual de estas tres posibilidades consideraba la más leve. Su respuesta fue
instantánea: preso. Al insistir y decirle estás seguro? dudó y respondió ninguna. Indudablemente
soy conciente que saben el camino que están transitando, pero la adicción toma características de
irresistible llevando al enfermo a una caída sin remedio. Los que estamos trabajando en este tema
sabemos con certeza que la caída lleva a un mismo lugar hospital, cárcel o cementerio.
En el adicto se producen algunas distorsiones del pensamiento (generadas por las creencias
adictivas)
CATASTROFIZACION : todo lo ven como una catástrofe;
MORTIFICACION: Es una manera de justificar su conducta
RIGIDEZ: mente cerrada con rigidez absoluta, difícil comunicación
CONTROL: el miedo es la emoción fundamental en la personalidad del adicto. Miedo fóbico
PENSAMIENTO BLANCO Y NEGRO;
IMPACIENCIA E INTOLERANCIA;
SOBERBIA Y GRANDIOSIDAD;
MANIPULACION Y MENTIRA.
En suma la tarea que nos toca es enorme, pues la rehabilitación no es solamente para e l adicto,
sino que debe ser integral, englobando a la familia toda, en un plan de contención, en primer lugar
y luego de enseñanza de las conductas adictivas en sus distintas formas, para que el familiar
directo sepa como encarar esta etapa tan difícil en el hogar. Así debemos ser incisivos y cautos en
nuestras preguntas, sobre todo al encarar los motivos posibles por los cuales el individuo inició su
camino al uso de drogas. Averiguar la situación en el hogar, si existen familiares con alguna
adicción, sus amigos, etc. Nada es suficiente para determinar los porque de la iniciación del
consumo.
De esta manera podemos partir de una base, aún con ciertas dudas, dado que en muchas
ocasiones los familiares ocultan datos, por vergüenza y hasta con cierto temor. Básicamente
exigimos en los grupos de familia que todo lo que se hable dentro del grupo, sea confidencial y no
se comente fuera del grupo. Y sobre todo con el familiar que comienza en el grupo, resaltar que no
deben hablar de drogas con los hijos, pues generalmente ellos saben mucho más que los padres y
esa puede ser una conversación desafortunada. Esperar siempre al principio que el enfermo saque
el tema y recién ahí dar alguna opinión seria y no tirada al azar.
Sobre esta base, podremos comenzar una ayuda más eficaz para rescatar y rehabilitar al adicto y al
co-adicto. En síntesis la tarea de rehabilitación no solo debemos basarla en la abstinencia, sino que
debe comprender la recuperación de todos los valores que el adicto fue perdiendo: a) recuperarse
a si mismo; b) recuperar a su familia; c) a sus amigos verdaderos; d) sus valores morales, ahora
inexistentes; e) el respeto a si mismo y a los demás; y en definitiva la reinserción a la sociedad, de
la cual él mismo se excluyó.
Para terminar, y reflexionando sobre lo que Jesús en su ministerio siempre preguntaba: “quieres
ser sanado” quien aún sabiendo la segura respuesta del enfermo, la hacía para conocer de parte
del otro LA VOLUNTAD DE DEJARSE AYUDAR. Y esto es inevitable: SI EL ENFERMO NO QUIERE,
DIOS NO PUEDE.
Un compañero publicó hace tiempo, algo cortito pero impactante “MI LUCHA ES VUESTRA
LUCHA”. Un ejemplo a seguir.
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