martes, 20 de enero de 2015

CONSECUENCIAS"""

Las adicciones tienen consecuencias de índole física, mental, familiar, social y espiritual. En lo referente a la persona, la parte física se afecta por mala salud y hábitos de vida de alto riesgo. En el aspecto mental, la persona se ve afectada en la parte de su cerebro que se encarga de tomar decisiones, medir los costos, beneficios, el poder ser racional y el control de emociones, además de los circuitos cerebrales a cargo de las recompensas.

En el área familiar y social, las conductas de las personas que padecen de la adicción pueden ser tan erráticas que sus familiares y personas de otros círculos sociales, tales como amistades y compañeros de trabajo toman distancia por evitar conflictos con el adicto.  En el área espiritual, en primera instancia existe un conflicto en la terminología de los valores que adopta el adicto para justificar su consumo. Por ejemplo, las personas durante el desarrollo de su adicción suelen  encubrir la conducta en mención, lo cual los hace recurrir a la deshonestidad, la culpa, a la vergüenza y al miedo de ser descubierto. Con el tiempo, estas características cobran su precio en la autoimagen de la persona y pueden llevar a cuestionamientos propios y existenciales. En síntesis, las adicciones pueden llevar a una desconexión con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con su ser superior.

Sin embargo, estamos conscientes de que la recuperación no debe limitarse al adicto, sino también a la recuperación y la rehabilitación de toda la familia.  Estas condiciones, por su propia naturaleza, son complicadas de tratar desde una perspectiva clínica. Añádale a esto, la dificultad en llegar al punto de pedir ayuda debido a las complejidades de los estigmas asociados a las adicciones. La culpa, la vergüenza y el miedo con frecuencia son obstáculos internos y sociales que nos dificultan el incursionar en el camino de la recuperación familiar.  Por un tiempo, algunos de nosotros intentamos no aceptar el problema y enfrentarlo inmediatamente. Teníamos mucho recelo de hacer preguntas debido a lo que podría pasar si lo hacíamos. Pero cuando la situación empeoraba y nuestros intentos de ayudar no parecían mejorar el problema, nos tornamos más enojados, decepcionados y frustrados. Y en la mayoría de los casos, desesperados.

Actualmente, existen en el país grupos de apoyo para familiares, como reuniones de Al-Anon y de CoDa, Centros de Rehabilitaciones, así como grupos de oración de familias en diversas iglesias.

No obstante, muchos familiares de adictos o familiares con problemas de drogas, sienten la necesidad de asistir a grupos que vayan de la mano con el programa de los 12 Pasos de Narcóticos Anónimos y Alcoholicos Anonimos ,y sus tradiciones.

Los grupos familiares de NAR-ANON y AL-ANON son una confraternidad constituida por familiares y amigos de los adictos que comparten sus experiencias, fortaleza y esperanza de solucionar el problema que tienen en común, y ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación. El único requisito para ingresar es tener un familiar cercano o un amigo muy íntimo para quien la droga(alcohol) sea un problema.
No existen cuotas ni honorarios, nos mantenemos con nuestras propias contribuciones. No estan afiliados a ninguna secta religiosa o partido político, organización o institución alguna, no defienden  ni combaten ninguna causa. El objetivo primordial es ayudar y ser ayudado a alcanzar el equilibrio emocional.
Las opiniones vertidas en las reuniones son estrictamente personales, por tanto podemos quedarnos con lo que nos agrada y desechar el resto. Todo lo que escuchemos en ellas es dicho con reserva, de modo que debemos considerarlo confidencial.