martes, 21 de octubre de 2014

La humildad


La humildad


humildad
Solo tras repetidas humillaciones nos vimos forzados a aprender algo respecto a la humildad. Sólo al llegar al fin de un largo camino, marcado por sucesivas desgracias y humillaciones, y por la arrolladora derrota final de nuestra confianza en nosotros mismos, empezamos a sentir la humildad como algo más que una condición de abyecta desesperación.” Doce Pasos y Doce Tradiciones (A.A.W.S.,1995) p.70
Pedí ayuda por primera vez en mi vida cuando estaba de rodillas y derrotado. Llegué el programa de Doce Pasos y me encontré con el grupo. Fue algo totalmente nuevo pues compartían ante otros sus vulnerabilidades y eso era tabú para mi. Tenía un ego gigantesco y ponerme vulnerable ante un grupo no era apropiado, creía.
Por mantenerme libre de mis dependencias y porque necesitaba ayuda, lo sabía, yo también me expuse ante el grupo y revelé mis miedos, mis dudas, mis situaciones y también mis éxitos en recuperación.
Esa fue mi primera lección de humildad: yo no puedo pero juntos podemos. Luego vino la otra, “tenía que dejarme guiar”. A estas le siguieron muchas otras:
  • admití que era impotente
  • creí que solo un Poder Superior podía
  • le entregué vida y voluntad a un Poder Superior
  • hice un detallado inventario sobre mi
  • compartí el inventario con otro ser humano
  • estuve dispuesto a entregarle más a el Poder Superior
  • le entregué más a el Poder Superior
  • estuve dispuesto otra vez
  • enmendé con otros
  • seguí haciendo inventarios y enmendando
  • busqué cada día seguir la voluntad de mi Poder Superior
  • compartí con otros lo mejor de mi
Descubrí con ésto que se trataba de “ser un lápiz en las manos del Poder Superior” para poder servir y que los defectos de carácter eran el principal obstáculo para poder hacerlo. Para sorpresa mia este proceso fue un alivio.
Si, me costó trabajo ganar humildad y me resistí y luché ( y me resisto y lucho aún) pero necesitaba romper el silencio que cargué toda mi vida antes de llegar al Programa de Doce Pasos y aquel loco afán por resolverlo todo solo sin expresar vulnerabilidad alguna, pretendiendo ser todo-poderoso y perfecto. Aquello sí que era el infierno.
La libertad de poder ser tal cual el Poder Superior me había concebido me enamoró. La paz (alivio) que sentí al poner mi vida en manos en manos del Poder Superior no tenía comparación. Y así, como dice en Doce Pasos y Doce Tradiciones :
Si antes la humildad había significado para nosotros la abyecta humillación, ahora empieza a significar el ingrediente nutritivo que nos puede deparar la serenidad.
Esta percepción perfeccionada de la humildad desencadena otro cambio revolucionario en nuestra perspectiva. Se nos empiezan a abrir los ojos a los inmensos valores que provienen del doloroso desinflamiento del ego…
…nos pusimos a conseguir la humildad como algo que realmente queríamos y no como algo que debíamos tener.”p.71–73
Una vez la humildad me reveló la felicidad que siempre anhelé y descubrir que los defectos de carácter era el obstáculo para lograr más, entonces dime, ¿cómo no iba a desear salir de ellos? Yo quería matarlos como cucarachas.
Es por eso que he aprendido, poco a poco a tolerarme, y de tolerarme a aceptarme un poco más cada día como soy, haciendo lo mejor que puedo y parece ser que de eso se trata. Para toda la vida.
Imagen original por: Kristina Alexanderson Editada

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