lunes, 25 de agosto de 2014

Cinco ejercicios para lograr un orgullo saludable

Cinco ejercicios para lograr un orgullo saludable

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orgullo propio
Muchos de nosotros llegamos al programa de Doce Pasos compensado un sentimiento profundo de que “valemos poco” con una grandeza sin medida. Presumimos de logros inmensos y parecemos invulnerables e invencibles. Esto es falso orgullo.
El problema del orgullo falso es que se alimenta de una vergüenza inmensa. Por ella mentimos, manipulamos, culpamos a otros y nos justificamos una y otra vez antes de admitir faltas. El falso orgullo se convierte en soberbia y terquedad.
Nosotros para tener un orgullo saludable tenemos que enfrentar primero la mentira de que no valemos nada.  Los siguientes ejercicios te pueden ayudar a ver y sentir tu verdadero valor:
  1. Dedica unos minutos al día a reconocer tu recuperación. Si has aplicado los principios espirituales a tu vida ya no eres quien eras. Valora tu cambio de personalidad.
  2. Haz un inventario de tus virtudes o atributos. Recuerdo una vez, no hace mucho, ya llevaba años largos en recuperación, cuando hice un inventario de mis virtudes y me sorprendí de cuántas buenas cualidades poseía. Tú también te sorprenderás. Lee ese inventario a menudo hasta que lo internalices.
  3. Refiérete a ti mismo como una persona de valor. De este momento en adelante habla de tus cualidades sin vergüenza. Lo bueno que tienes no está ahí para ocultarlo.
  4. Desprende tu valor como persona de los bienes materiales. No pretendas determinar tu valor como persona basándote en tus ingresos, al tamaño de tu casa, de la marca del vehículo que conduces, la ropa que vistes, o el trabajo que tienes. Lo que eres y lo que posees son cosas diferentes.
  5. Dedícate a servir a otros. Finalmente y una vez reconozcas tus virtudes puedes preguntarte:¿Qué poseo que pueda ser valioso para otros? ¿Cómo puedo desarrollar mis virtudes para ser más útil a otros? ¿Cómo aplicaré mis virtudes al servicio de los demás? Es indispensable para reconocer nuestro valor observar como nuestras cualidades ayudan a crecer a otros.
El orgullo saludable se basa en un reconocimiento de nuestros logros y fortalezas balanceado con una conciencia de nuestras debilidades. En fin, que somos valiosos pero no los más valiosos. Tenemos fortalezas pero también defectos. Eso no está mal, sencillamente somos como cualquiera otro.
El sano orgullo va acompañado de humildad y gratitud. Vemos la realidad completa, no solo lo que nos falta, mientras agradecemos lo que tenemos y hemos logrado en recuperación.
Foto original por: Emergency Break Editada

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