miércoles, 9 de abril de 2014

Cómo pasé del papel de víctima a la acción constructiva By Jose Ramirez on Apr 04, 2014 09:09 am

victima
El contacto diario con el Poder Superior es fundamental para mantener la recuperación. Durante esa conversación le comunicamos nuestras preocupaciones y buscamos su guía. Queremos seguir su voluntad en todos los asuntos de nuestra vida.Ese al fin y al cabo es el objetivo de la recuperación: salirnos del medio para hacer la voluntad de Dios que es nuestra verdadera voluntad.  Cuando asumimos el papel de víctima limitamos nuestra capacidad de acción y eso no lo desea Dios.

La víctima

Hasta hace unos pocos años, durante períodos difíciles de mi vida, cuando enfrentaba dificultades me gustaba eso de asumir el rol de víctima.
En esos períodos, cuando oraba, le llegaba a Dios con el cuento triste. Le comunicaba mi tragedia y en esa onda pasaba días y meses también. Era algo vergonzoso quejarse tanto lo sé, pero digo la verdad ahora. Antes fingía ante otros ser el más fuerte aunque en privado, durante mi oración, fuera un llorón.

La víctima era una prisión limitante

Con tanto lamento no solucionaba nada. Llorando, pasivo, esperaba el día cuando la recuperación me llamaba y me decía “¿que tal si comenzamos con acciones constructivas y salimos de la quejadera?”
Era como un pequeño despertar espiritual que me “ponía para mi número”, me sacaba de la víctima, me conducía a ver que yo podía, me empujaba a iniciar acciones constructivas y eventualmente me transformaba en un hombre proactivo enfocado en la solución. Pero ésto ocurría al azar y mientras… yo lloraba y me quejaba.

La víctima se encontró con el amor duro

Después de años con este patrón, ya tenía unos quince años en recuperación, estaba pasando por dificultades y volví a mi patrón de víctima ante Dios.
Acostumbraba a ponerme de rodillas y me imaginaba recostado a sus pies mientras le contaba mi tragedia. Pero comenzó a repetirse algo que me sorprendió. Cada vez me arrodillaba y antes de pronunciar una sola palabra, El me decía, “no me digas que vuelves con lo mismo”.
Te imaginarás mi sorpresa. Confundido, me ponía de pie y me alejaba pensando “¿y ahora qué?”

De la víctima a la proactividad

Gracias a la negativa de mi Poder Superior me puse a pensar, puse el foco en mi y caí en cuenta de que ese patrón no era saludable. Yo tenía Poder Superior en mi vida y con El, capacidad suficiente para asumir responsabilidad sobre mis asuntos y tomar acción sin perder tiempo en la negatividad absurda y nula del llorón. Por eso:
  1. Decidí asumir otro punto de vista ante las situaciones difíciles.
  2. Asumí la actitud de que el cambio comienza conmigo y me hice responsable de mi reacción ante el problema.
  3. Hice un inventario detallado sobre todos los recursos a mi haber para enfrentar el problema.
  4. Tomé acción inmediata, comenzando con pequeñas acciones.
  5. Durante el exámen diario agradecí haber tomado cualquier acción positiva por pequeña que fuera.
  6. Decidí atreverme a cambiar y aceptar los errores y las derrotas como parte del proceso para lograr mis metas.
Esto no fue fácil, pero cinco años después puedo decir que mi actitud ha cambiado muchísimo y más importante aún: he logrado sobreponerme a los problemas de una manera proactiva y sin perder tiempo con el rol de víctima. Desde entonces cuando enfrento dificultades prefiero asumir responsabilidad, hacer un inventario de todo lo que puedo hacer para salir del problema y tomar acción rápida .

La voluntad del Poder Superior

En fin que parece ser que no basta con arrepentirse y quejarse, hace falta accción y más acción. Salír del apego a la víctima me liberó del círculo vicioso de la autopena, me permitió ver una salida y con ella pasar a ser un hombre con más capacidad para llevar a cabo la voluntad de Dios en mi.
EN ESTE ENLACE PODRÉIS OÍR SUS REFLEXIONES

Imagen original por: dualdflipflop via Compfight cc Editada

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