jueves, 30 de enero de 2014

Una persona “metida en drogas” muere por el vicio. Muere por cambiar todo lo que tiene por drogas, muere por el ambiente, muere en la cárcel, etc. Por eso la importancia de ayudar a estas personas.

Javi Hernaez
Un consumidor regular de drogas actualmente no se muere por el efecto que las droga pueda tener en su organismo, sino que por todos los problemas que acarrea el ambiente. La transmisión de enfermedades por agujas de un drogadicto a otro, las enfermedades que pueda llegar a tener por falta de ingerir alimentos, etc. Una persona “metida en drogas” muere por el vicio. Muere por cambiar todo lo que tiene por drogas, muere por el ambiente, muere en la cárcel, etc. Por eso la importancia de ayudar a estas personas.

Un ser humano ya adicto tiene posibilidades mínimas de rehabilitarse, requiere de un esfuerzo psicológico y físico casi inhumano, y dadas las condiciones en nuestro país, de un bolsillo que lo resista. Es por esto que si de cada 20 drogadictos que llegan a un centro de rehabilitación se logra “ayudar” a cuatro de ellos, ya se considera un éxito. Las personas que usan drogas o que tienen problemas debido a este consumo pueden tener distintos grados de reconocimiento del problema y de motivación para cambiarlo. Algunas personas con dificultades que producen un incumplimiento de metas llegando a frustración. En estos casos es difícil que se sientan interesados en buscar ayuda. Otros, en cambio, reconocen que tiene dificultades y buscan algún tipo de solución.


Un consumidor regular de drogas actualmente no se muere por el efecto que las droga pueda tener en su organismo, sino que por todos los problemas que acarrea el ambiente. La transmisión de enfermedades por agujas de un drogadicto a otro, las enfermedades que pueda llegar a tener por falta de ingerir alimentos, etc. Una persona “metida en drogas” muere por el vicio. Muere por cambiar todo lo que tiene por drogas, muere por el ambiente, muere en la cárcel, etc. Por eso la importancia de ayudar a estas personas.

 Un ser humano ya adicto tiene posibilidades mínimas de rehabilitarse, requiere de un esfuerzo psicológico y físico casi inhumano, y dadas las condiciones en nuestro país, de un bolsillo que lo resista. Es por esto que si de cada 20 drogadictos que llegan a un centro de rehabilitación se logra “ayudar” a cuatro de ellos, ya se considera un éxito. Las personas que usan drogas o que tienen problemas debido a este consumo pueden tener distintos grados de reconocimiento del problema y de motivación para cambiarlo. Algunas personas con dificultades que producen un incumplimiento de metas llegando a frustración. En estos casos es difícil que se sientan interesados en buscar ayuda. Otros, en cambio, reconocen que tiene dificultades y buscan algún tipo de solución.

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