jueves, 30 de enero de 2014

Cómo enfrentar el dolor en recuperación

Jose Ramirez

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Mientras usábamos sustancias el dolor era fácil de manejar: huíamos de él. Esa alternativa mostró su futilidad. El dolor siempre regresó fortalecido y aunque volvíamoa huir, ésto exigió cada vez más esfuerzo y generó aún más dolor. Elfondo que tocamos fue el dolor extremo el que ya no soportamos, el que ya era ineludible, y el que nos trajo aquí. Ahora, en recuperación enfrentamos el dolor pues sabemos que escapar de él no es una alternativa. Hoy tenemos maneras de manejar el dolor y haciéndolo descubrimos que el dolor puede ser un maestro y un regalo en recuperación.

Compartir el dolor te alivia

Lo primero que aprendí en recuperación fue que el dolor compartido pesa menos.No hay verdad más grande ni alivio más rápido que el que se obtiene al compartir en una junta un dolor que nos afecta. Hacer lo mismo con el padrino o el grupo de apoyo produce el mismo efecto, el dolor aunque sea por poco tiempo, reduce su intensidad y tenemos un respiro que nos permite ver la situación con mayor serenidad. Así el dolor no nos ciega y nos conduce a situaciones negativas que podrían hacernos daño.
Esto para mi fue una gran lección. Desarrollé una fe inmensa en que compartir el dolor era efectivo y en una ocasión cuando algo me afectó, no recuerdo qué, estaba en la sala de espera de un médico y compartí la situación que me atribulaba con la recepcionista. Esta atónita me escuchó y a mi, confieso, poco me importó su reacción, porque el alivio fue inmenso y mucho mejor que volver a usar sustancias.:-)

Descubrir en qué nos afecta el dolor permite enfrentarlo

Compartir el dolor es sólo el inicio. Luego debemos trabajar con él para ver qué es en efecto lo que nos duele. ¿Qué afecta en mi esa situación que me ocasiona tanto dolor? Esta es una pregunta fundamental y para contestarla es muy útil el inventario personal.
Descubrir la naturaleza exacta del dolor es importantísimo. En ocasiones una situación nos afecta la autoestima, otra el control, una tercera el miedo y así muchas otros aspectos de nuestra personalidad que son en efecto la raíz del dolor.
Recuerdo lo que escribí en el post anterior sobre el control de la recuperación de otro. Aquella situación me tenía destruido y cuando hice el inventario descubrí que lo que tenía era un deseo inmenso por controlar que a su vez afectó mi valor propio al sentirme yo culpable de que otro no actuara según mi opinión. ¡Imagínate, cómo no iba a sufrir! Había apostado mi valor propio a que otro actuara según mis creencias. Era una encerrona imposible. El dolor era inevitable. Me lo busqué.

Entregar el dolor, su naturaleza exacta, te libera

Una vez descubro que toca en mi la situación que me produce dolor, su naturaleza exacta: lo comparto con otro (un Quinto Paso) y lo entrego a mi Poder Superior ( unPaso Siete). Siempre recibo ayuda rápido. Después que yo hago mi parte, trabajo los pasos, el Poder Superior responde rápidamente.
Durante la situación anterior, oré a Dios y le dije algo así como “Toma mi necesidad de control. Sé que no puedo.” y ésto fue suficiente. Gradualmente llegó el alivio y quedé liberado de la angustia que vivía.

Este método te apodera y elimina la víctima

Lo bueno de esta herramientas para trabajar con situaciones dolorosas es quecuando algo te afecta sabes que puedes enfrentarlo sin necesidad de culpar a otros o evadir. Esto no significa que sera fácil pero sí que no tendrás que correr a la evasión por las sustancias, a sentirte impotente y víctima. Más aún, cuando lo trabajas y descubres la naturaleza exacta, aprendes, te conoces, y con este conocimiento propio te guardas de caer en lo mismo. Ya no puedes culpar la situación, no, ya sabes en lo que te metes.

¿Que experiencia tienes tu aplicando los Doce Pasos al dolor?

¿Tienes o has tenido situaciones dolorosas donde los Doce Pasos te han ayudado a solucionarlas? Comparte en los comentarios, ayudas a otros haciéndolo.
Foto original por: pcgn7 via Compfight cc (editada)
http://www.principiosespirituales.com/

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