sábado, 14 de septiembre de 2013

VIVIR PARA DROGARSE

Stella M. Rodríguez Maurig
ESTIMADOS AMIGOS:
LES PRESENTO UN NUEVO TRABAJO QUE VA A SALIR PUBLICADO. CON AFECTO J.A.YARIA

VIVIR PARA DROGARSE

"no me puedo sacar la droga de la cabeza…” (Paciente en tratamiento de 25 años de edad)

Como Juan hay miles en la Argentina en este momento pero igual Juan me sigue sorprendiendo. Lo conocí luego de varios años de consumo de sustancias. Desde ahí nunca más nos dejó aún cuando se fue varias veces del contacto terapéutico. Va y viene como una metáfora viva de la lucha entre la vida y la muerte. Afuera no resiste al Paco (sus controles cerebrales ya no responden) y también es muy vulnerable al contexto (Villas de emergencia, circuitos de “dealers”).Se va de la institución luego de sortear las primeras abstinencias que son muy marcadas al Paco. Recobra la conciencia, un poco de memoria y atención. Se ilusiona en que no va a consumir más y retorna a su sacrificio ritual inmolatorio diario: el Paco y a las tres o cuatro semanas vuelve al consumo. Es joven pero ya es viejo cerebralmente . Familia desvencijada por el cáncer y el dolor de hijos que se drogan. Hijos propios que se abandonan y que crecen en el marco de la incertidumbre y del resentimiento. Afortunadamente un carnet de Obra Social los enlaza a una cierta vida posible. Son los crónicos de hoy. Un llamado de emergencia los vuelve a traer a la terapia.
Me sorprenden en mis 42 años tratando consumidores de sustancias aquellos que viven pensando en drogarse y su vida es un enlace permanente hacia las drogas y el alcohol .Siguen viéndome. Hay una esperanza depositada en nosotros (Gradiva) de cambiar. Solos no pueden. ¿Por qué solos no pueden ¿.Enigma casi para un Nobel. Las drogas, lo dice magistralmente en las clases de supervisión con nuestro equipo técnico el Dr. R.Baistrocchi, tienen capacidad adictiva y también, algo olvidado, tóxica. Este ramillete entre lo tóxico y lo adictivo fundamentan a ese paciente al cual aludíamos: patología crónica. De ahí sigue la cascada hacia la muerte: progresiva y terminal. Collar, entonces, entre lo tóxico, lo adictivo y por ende lo crónico progresivo y terminal.

LOS RITOS DE SACRIFICIO

Valer la pena recordar estos conceptos que unen lo neurobiológico con la personalidad de cada uno de los pacientes así como el contexto y la familia en momentos culturales en que drogarse es casi un rito de iniciación necesario y prestigiado . Este pensamiento olvida las consecuencias. Los actuales estudiosos de drogadependencia hablan de los riesgos de escalada o sea de subida del consumo cuando se ingieren las llamadas drogas estratégicas como el alcohol y la marihuana (tan promocionada actualmente) . Son estratégicas porque abren el abanico hacia otras drogas, especialmente en la adolescencia.
Estos pacientes van apagando sus funciones cognitivas (menos memoria y atención, más descontrol de impulsos, por ejemplo) pero al mismo tiempo van quedándose solos . La familia, “rara avis” en extinción en muchos sectores sociales, ya no responde. Es un símil del cerebro. Si están ya no van cuando se los convoca. En otros casos están ya desaparecidos o nunca estuvieron presentes o también ellos consumen o están consumidos por otras enfermedades (diabetes graves, patologías cardíacas, etc.). El paciente entregado a las drogas nos anuncia en sí un conjunto de funciones productoras de lo humano en vías de extinción: una familia organizada, un cerebro saludable y un contexto no productor de patologías y delito.
Se va generando lo crónico . Es el triunfo del Dios Cronos de los griegos que como divinidad del Tiempo adelanta nuestra muerte . Progresión lenta hacia el deterioro que va constituyendo lo no curable. La paradoja está ahí . Hay enfermedades crónicas no curables pero que si son tratables. O sea nos podemos rehabilitar si cumplimos con ciertos cuidados. Precisamente las drogas y el alcohol desestructuran los centros cerebrales responsables del cuidado (funciones del cerebro frontal que permiten evaluar conductas y consecuencias). Hay un listado de enfermedades crónicas: rinitis crónica, diabetes, obesidad, asma , cardiopatías, hipertensión , artrosis , artritis reumatoide , etc. Aquí el cuidado es fundamental. El amor a la vida y un enlace con adherencia amorosa con un equipo médico nos permiten seguir viviendo y finalmente morirse , habitualmente , de otra enfermedad .
Nuestra sociedad y especialmente el arco mediático que enseña todos los días conductas olvida la toxicidad de las sustancias .Lo tóxico es el símil como nos enseñaron los griegos de un “veneno”. Estos en contacto con nuestro organismo producen efectos perjudiciales .Toxikos: griego relativo al veneno que se ponía en la flecha. Este veneno es una de las pruebas (12) que debe hacer según la Diosa Hera Hércules para matar la serpiente de 9 cabezas (la hidra) . La punta de la flecha debía ser empapada con la sangre de la hidra (que era tóxica y por ende venenosa) y así matarla. Lo tóxico depende de la dosis. Ya lo enseñó Paracelso: “las dosis hacen al tóxico”. Una dosis puesta en contacto con un organismo vulnerable (esto se ve en la cocaína y el Paco) o una multitud de dosis ( como se ve habitualmente en el centro de desintoxicación de Gradiva) bastan para dañar. Estructuras cerebrales claves para la supervivencia van siendo deterioradas, infartos cerebrales, zonas con gliosis (cicatrices) . O sea envejecimiento cerebral.

EL ESCLAVO CONSUMADO

A esto se suman la adictividad de la sustancias. Lamentablemente muchos pacientes funcionan como ese animalito en estudio en los viejos laboratorios de la década del 80 en Europa y USA que sometidos a la búsqueda de la cocaína olvidaban alimentarse y luego morir tratando de activar una palanca que les daba la sustancia. Entre el alimento y la sustancia elegían la sustancia. Toda la motivación estaba puesta en la droga. Ese lugar cerrado del laboratorio puede ser un lugar de consumo para nuestros pacientes como el pasillo de una villa, un boliche determinado, una esquina Nos dicen en la intimidad del consultorio o del grupo terapéutico; “ahí me traslado”. Las drogas en su adictividad y por su efecto reforzante alteraron todos los circuitos de la dopamina (eje de la motivación) y de la memoria. La vida queda estrechada. Es el esclavo perfecto. Un mercado lo espera y que además sabe ya de su vida útil. Hoy se estudia cuanto tiempo de vida útil para un con sumo tiene un paciente. Así ya es un material descartable. Pero también reciclable por otro basado esto en la industria del marketing de las drogas. Así todos sufrimos y también él, por supuesto, cuando nuestro paciente dice no “puedo sacarme la droga de la cabeza”.

DR.JUAN ALBERTO YARIA
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES- GRADIVA- EN ADICCIONES Y PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL
www.ctgradiva.com.
www.juanalbertoyaria.com.ar
http://www.ctgradiva.com/
www.ctgradiva.com

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