miércoles, 28 de agosto de 2013

No pases por alto la maravilla de lo cotidiano.

Joaquín Roberto Jiménez Carrillo
Lo extraordinario, lo sorprendente, lo fenomenal es lo que se ensalza diariamente, ya sea en las películas, las noticias o en la televisión. Nos hacemos adictos al drama. Las únicas cosas que captan nuestra atención son las monumentales, las catastróficas, los acontecimientos que te sobrecogen.
Echa una mirada de cerca a tu vida, a tu mundo cotidiano y a las personas y actividades que lo componen. si de repente te lo quitaran, ¿qué echarías de menos? ¿echarías de menos la vista que hay desde la ventana de tu cocina?, si nunca más volvieras a ver esa panorámica, ¿te acordaría con nostálgica reminiscencia de ella, deseándola ver una vez más, recordando lo bella que era y cuánto confortaba en tu día esa vista familiar?.
¿Qué me dices de esos juguetes que están esparcidos por todas partes, o del bebé que está llorando porque tiene hambre o está húmedo, ¿qué me dice de los sonidos de la ciudad en la que vive, cuando empiezan a surgir cada mañana?, ¿O del calor que trae después de jugar o pasear por la calle?
¿Qué me dice de la forma como sonríe tu compañer@?, ¿o de esa tontería que suele decir siempre y que sólo le hace gracia a él o ella y que para ti no tiene ninguna gracia, pero tú te ríes también?
Mira de cerca lo cotidiano que hay en tu vida. Al mostrar gratitud por ello, no te olvides de expresar un agradecimiento limpio y puro que tiene lo cotidiano. Con frecuencia no nos fijamos en lo ordinario, dándolo por conocido. El sol sale y se pone; las estaciones llegan y se van; pero nos olvidamos de lo bello y sensacional que, en realidad, es lo familiar.

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