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Si hablamos de Valores en un sentido literal, podemos mencionar que…
Son pautas que guían nuestra conducta.
Nos permiten distinguir entre lo bueno y lo malo.
Le dan sentido a nuestra vida.
Filtran nuestras posibilidades de acción.
Hacen nuestro comportamiento predecible.
Nos permiten tomar decisiones.
Nos ayudan a resolver conflictos.
Son intangibles y se muestran en nuestras acciones.
Nos sirven para definir objetivos.
Facilitan nuestra relación madura con el entorno.
Felicidad es ese estado de conciencia que procede del logro de los propios valores. Ayn Rand
Y es en esta frase, donde se asienta la mirada del Coaching sobre los Valores.
Los valores nacieron con el hombre. Él siempre ha tenido cosas valiosas… el bien, la belleza, la felicidad, la honestidad.
Sin embargo, el criterio para otorgar valor varía a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio.
Y el patrón más distintivo es el Observador que somos y nuestra manera de mirar.
Volviendo a la frase que te compartí más arriba, el desafío sería…
Darnos cuenta de considerar cuáles son los propios valores (valores propios), con lo cual la Felicidad, consecuencia del logro, estará unida a varios diferentes de acuerdo a quien esgrima esta sentencia.
Calcule primero el costo. No pague un precio demasiado alto por ir tras valores secundarios. El valor principal de la vida no está en lo que conseguimos. El valor principal de la vida está en lo que logramos ser. Jim Rohn
Jim Rohn trae precisión al tema acentuando la importancia del Ser en forma prioritaria. Y nuestro Ser es… diferente de cualquier otro.
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es. Jean-Paul Sartre
En estos tiempos que vivimos, escuchamos en forma permanente, que los valores se han perdido, que existe conflicto de valores, que no sabemos ni entendemos adónde vamos a ir a parar.
Considero que podemos accionar ante esta forma consuetudinaria en la sociedad de hoy y dependerá de nuestra mirada y por ende de nuestras elecciones, el concatenado de acciones que realizaremos. Puedo quedarme lamentando por esta opinión que tengo o puedo decidir hacer para cambiarlo.
El valor es un criterio para elegir y, en consecuencia, para ejercer nuestra libertad. Pedro Hernández
¡Muy bien! ¿Y qué más?
Algo muy pero muy importante, recordar el poder que tenemos los seres humanos de generar Acuerdos (enlace).
A veces la mejor manera de dar un puñetazo es retrocediendo. (Película ‘Million Dollar Baby)
Los valores nos ayudan a conocernos a nosotros mismos, a amarnos y al mismo tiempo, a entender y amar a los demás.
Se cuenta que un hombre encontró en un baúl, un retazo de una preciosa tela que pertenecía a sus antepasados. Aquel baúl siempre había estado en el desván pero nuestro hombre no tuvo curiosidad por ver lo que contenía hasta el día en que decidió cambiarse de casa y tuvo que efectuar los embalajes para la mudanza. Como entre los de su familia era costumbre llevar turbante quiso hacerse uno con aquel tejido, pero por más que lo intentó no lo logró. Los frustrados intentos le dejaron muy pensativo y preocupado: O su cabeza era demasiado grande o sus predecesores tenían “poca cabeza”. Sin darle más vueltas al asunto, decidió sacarle partido a aquella herencia y llevó el retal al mercado para venderlo en la habitual subasta de los sábados.
Una vez comenzada la subasta nuestro hombre comenzó a ver, con creciente malestar, como el subastador encomiaba la tela y las ofertas iban subiendo más y más. Consideraba que estaban sobrevalorando el tejido, y no quería engañar a sus vecinos. Su desasosiego llegó al límite cuando se dio cuenta que la persona que hasta entonces había hecho la oferta más alta, era un erudito profesor, muy valorado por sus aportaciones intelectuales en la comunidad. ¡Seguro que un hombre poseedor de tanto conocimiento debe de tener una cabeza más grande que la mía, así que tampoco podrá hacerse un turbante con el trozo de tela de mis antepasados! No puedo tolerar este engaño, pensó. Así que se acercó furtivamente al profesor y le murmuró al oído: ¡No vale la pena comprar esa tela, es demasiado corta para un turbante!
El profesor al escucharle volvió hacia él su rostro y con mirada de asombro le respondió: ¿En “qué cabeza cabe” que quiera hacerme un turbante con esa reliquia? Voy a enmarcar ese valioso tapiz y colocarlo en un lugar destacado de mi estudio para tener siempre presente la leyenda que lleva bordada: Todo tiene su valor pero hay que saberlo reconocer.
(Adaptación libre de un relato sufí)
Por el placer de compartir.
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