análisis Alcohol in the European Union. Consumption, harm
and policy approaches del que
son autores Peter Anderson,
Lars Møller y Gauden Galea.
El nuevo documento merece
un comentario resumen.
El alcohol es la causa de 1 de
cada 10 fallecimientos entre
las personas de 15 a 64 años de
edad, relacionadas con enfermedades, accidentes y suicidios. Su coste económico asciende al 2-3% del producto
interior bruto (PIB). El riesgo
de morir de una enfermedad
relacionada con el alcohol aumenta a partir de un consumo
mínimo de 10 gramos de alcohol al día y el riesgo de morir
de alguna lesión aumenta exponencialmente a medida que
aumenta también el consumo
diario de alcohol.
El alcohol puede causar unas
60 enfermedades que incluyen
las cardiovasculares, los cánceres, enfermedades del hígado,
lesiones y también trastornos
mentales y del comportamiento, que en grado extremo pueden llevar al homicidio y/o al
suicidio. Y para muchas de
estas enfermedades la relación
con el alcohol es de tipo dosisefecto, es decir que a mayor
cantidad de alcohol consumida
mayor es el riesgo de sufrir
dichas enfermedades.
Dichas enfermedades, lesiones
y alteraciones del comportamiento pueden aparecer mucho tiempo después del inicio
del consumo excesivo, lo cual
dificulta la comprensión de su
relación directa con el alcohol,
cuando la persona lo ha estado
haciendo durante años y aparentemente sin problemas. Y
las consecuencias más importantes son las que llevan a la
discapacidad, la cual va asociada a una mala calidad de
vida y mortalidad prematura.
El alcohol produce también
consecuencias negativas inmediatas y lesiones, no sólo a la
persona que bebe en exceso,
sino también a terceras personas de su entorno (las personas que conviven bajo el mismo techo) y también a personas no relacionadas, que casualmente se encontraban cerca de la persona que ha bebido
en exceso, cuando se produce
el accidente o la agresión.
El riesgo de morir de alguna
consecuencia negativa del alcohol aumenta en proporción
a la cantidad total de alcohol
consumida a lo largo de la vida y afecta sobre todo a hombres de mediana edad. Pero
también puede interferir en el
desarrollo cerebral del feto,
cuando la mujer lo consume
durante el embarazo y también en el desarrollo del cerebro del adolescente, que es
particularmente vulnerable
al impacto del alcohol.
El alcohol es un agente tóxico cuyo abuso crónico puede
causar o exacerbar hasta 60
enfermedades que aumentan
el riesgo de mortalidad y de
discapacidad. Es teratógeno,
ya que puede producir diversas alteraciones en los hijos
de madres que beben durante el embarazo y que van
desde el aborto hasta el
síndrome alcohólico fetal. Es
carcinógeno, ya que aumenta
el riesgo de cánceres del tubo
digestivo, desde la cavidad
oral hasta el recto y también
de mama. Y es una sustancia
adictiva, ya que induce al
abuso y la dependencia.
La disponibilidad del alcohol
y la exposición a su publicidad directa o indirecta, a
través de los medios de comunicación, influye decisivamente en los niveles de consumo de alcohol y también
del daño relacionado con el
alcohol que sufre la población. Por tanto, la reducción
de la disponibilidad del alcohol y del volumen de exposición a su publicidad consigue
importantes beneficios para
la salud y para el bienestar
de la población.
Existen muchas intervenciones que han sido evaluadas y
han demostrado ser eficaces
y tener una buena relación
coste-eficacia. Aumentar el
precio del alcohol ha demostrado ser una estrategia clave para reducir el daño relacionado con el alcohol.
un precio mínimo, por gramo
de alcohol vendido, ha sido
una estrategia utilizada con
eficacia en Canadá durante
años. Limitar el acceso a los
puntos de venta de alcohol,
(teniendo en cuenta horarios
de venta, concentración de locales de venta, intervenciones
con personas intoxicadas) y
limitar la publicidad directa e
indirecta del alcohol, son otras
medidas que han demostrado
ser eficaces.
Limitar el consumo de alcohol
en los conductores tiene un
especial interés para reducir la
cantidad y la gravedad de los
accidentes y lesiones. Con frecuencia, las víctimas de accidentes son terceras personas
ocupantes del coche que conducía un conductor embriagado, las del otro coche contra el
cual colisiona, los peatones,
ciclistas o motoristas atropellados o los ocupantes del autocar, metro, tren, barco o
avión, conducidos por alguien
que ha bebido. Son noticias
que recibimos todos los días de
los medios de comunicación.
Las intervenciones de consejo
breve para las personas que
mantienen un consumo de
riesgo de alcohol y los programas de tratamiento especializado para las personas que ya
han sufrido las consecuencias
del consumo excesivo de alcohol, han demostrado ser eficaces para reducir tanto el consumo excesivo de alcohol como
sus consecuencias negativas,
tanto para la persona que bebe
en exceso como para las víctimas de los accidentes o agresiones que puede causar la
persona que ha bebido en exceso.
Sin embargo, se dispone de
muchas evidencias que confirman que los programas educativos y basados en la información en la escuela, ni a los
padres, ni las campañas informativas, no consiguen
cambios sostenidos en el
comportamiento.
Es decir, que la difusión de
conocimientos sobre el daño
causado por el alcohol y los
programas comunitarios sólo
son útiles cuando forman
parte de, o sirven de apoyo a,
alguna estrategia más amplia
y que haya demostrado ser
eficaz. Por ejemplo, acompa-
ñando a la instauración de
medidas que limiten el consumo o de una nueva legislación sobre el alcohol.
Josep Guardia Serecigni
Informe: Alcohol in the European Union
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