Jose Guillermo Fernandez Menendez ha editado un documento.
Con cierta frecuencia en el Grupo Cuatro celebramos el ritual conocido como
“Alta Terapéutica”. En el día 16/09/2011 tuve el privilegio de ser testigo de mi propia alta, sobre la que deseo compartir varias reflexiones.
Tal vez éstas puedan alimentar la esperanza de aquellos que aun todavía lo ven lejos y se vean un poco desanimados.
Comenzare aclarando para el que lo desconozca, el concepto de ALTA TERAPEUTICA.
Se denomina Alta Terapéutica a la finalización del proceso terapéutico en la que el paciente manifiesta explícitamente estar satisfecho con respecto al problema por el que acudió al centro y el equipo terapéutico también. Es por tanto un ritual de verificación y un motivo de alegría compartida con aquellas personas significativas en su proceso. Un ritual con el que se pone fin a una etapa, en la que se valora lo logrado y se mira con optimismo realista al futuro.
Evidentemente éste no está exento de problemas ni de dificultades, pero haber adquirido e interiorizado nuevas herramientas y recursos nos permite a los adictos vernos capaces y con mayor confianza en nosotros mismos para afrontar la realidad. Entre aquellas primeras llamadas telefónicas solicitando ayuda, realizadas con fuertes sentimientos de angustia, de impotencia y de desesperación y el ritual del Alta Terapéutica en el que predominan los sentimientos de alegría, de satisfacción y de gratitud, hay un proceso o camino que se ha andado. Los protagonistas principales son los propios usuarios, es decir los adictos y en el caso mío en particular también el de mi mujer que ha tratado su codependencia. Los motivos que llevaron a realizar este camino fueron una serie de disfunciones relacionadas con la conducta y la trasgresión de normas, con el absentismo laboral, con el abuso diario de sustancias y con la convivencia familiar deteriorada y carente de diálogo. En definitiva toda mi vida y mi sistema familiar estaban claramente afectados. Ante esta realidad considere poner cartas en el asunto y decir sin duda que la compresión y la ayuda encontrada, me ayudo a encontrar mi compromiso personal y la ayuda profesional que tanto necesitaba ello me permitió descubrir poco a poco pequeñas luces que hacían ver con otros ojos el problema que tenía entre manos. Empecé a creer que el cambio era posible y estaba siendo realidad. Es cierto que durante el trayecto no siempre funcionó todo de forma lógica, a veces se veían avances y otras veces daba la sensación de estar retrocediendo. Y es que las personas no somos robots programados para llegar de forma lineal a las metas que nos proponemos.
Cambiamos en la medida que aceptamos nuestra realidad, vamos tomando conciencia de nuestros propios errores y nos proponemos modificar el rumbo. Difícilmente pueden cambiar las cosas en nuestro entorno hasta que no cambiamos nosotros mismos. Evidentemente, para que los cambios sean consistentes se requiere de una buena dosis de paciencia, de humildad, de constancia y de esfuerzo. La difícil pero gratificante tarea de conseguir nuestra propia libertad requiere también de tiempo y de dedicación. Por todo ello, al CENTRO TERAPEUTICO GRUPO CUATRO, formado por grandes y especiales personas doy las gracias y a mí mismo por tener la valentía y el coraje de iniciar y concluir satisfactoriamente este camino. No quiero dejar de mencionar y agradecer a mi mujer y mis hijas el apoyo continuo que me habéis dado y me dais cada día, también me parece importante destacar que esta experiencia es en mi vida, la que más ha merecido la pena, pues me ha hecho generar optimismo, entusiasmo y esperanza en mi presente, y solo de un presente se pudra ir escribiendo un futuro y finalmente que lo recomendare sin duda alguna a todos aquellos que estén pasando por problemas similares a los que yo tenía cuando acudí.
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MILES DE AGRADECIMIENTOS A EL CENTRO, A MI MUJER E HIJAS Y A TODOS LOS COMPAÑEROS QUE ME HAN PRESTADO SU AYUDA. OS QUIERO MUCHO AMIGAS Y AMIGOS.
“Alta Terapéutica”. En el día 16/09/2011 tuve el privilegio de ser testigo de mi propia alta, sobre la que deseo compartir varias reflexiones.
Tal vez éstas puedan alimentar la esperanza de aquellos que aun todavía lo ven lejos y se vean un poco desanimados.
Comenzare aclarando para el que lo desconozca, el concepto de ALTA TERAPEUTICA.
Se denomina Alta Terapéutica a la finalización del proceso terapéutico en la que el paciente manifiesta explícitamente estar satisfecho con respecto al problema por el que acudió al centro y el equipo terapéutico también. Es por tanto un ritual de verificación y un motivo de alegría compartida con aquellas personas significativas en su proceso. Un ritual con el que se pone fin a una etapa, en la que se valora lo logrado y se mira con optimismo realista al futuro.
Evidentemente éste no está exento de problemas ni de dificultades, pero haber adquirido e interiorizado nuevas herramientas y recursos nos permite a los adictos vernos capaces y con mayor confianza en nosotros mismos para afrontar la realidad. Entre aquellas primeras llamadas telefónicas solicitando ayuda, realizadas con fuertes sentimientos de angustia, de impotencia y de desesperación y el ritual del Alta Terapéutica en el que predominan los sentimientos de alegría, de satisfacción y de gratitud, hay un proceso o camino que se ha andado. Los protagonistas principales son los propios usuarios, es decir los adictos y en el caso mío en particular también el de mi mujer que ha tratado su codependencia. Los motivos que llevaron a realizar este camino fueron una serie de disfunciones relacionadas con la conducta y la trasgresión de normas, con el absentismo laboral, con el abuso diario de sustancias y con la convivencia familiar deteriorada y carente de diálogo. En definitiva toda mi vida y mi sistema familiar estaban claramente afectados. Ante esta realidad considere poner cartas en el asunto y decir sin duda que la compresión y la ayuda encontrada, me ayudo a encontrar mi compromiso personal y la ayuda profesional que tanto necesitaba ello me permitió descubrir poco a poco pequeñas luces que hacían ver con otros ojos el problema que tenía entre manos. Empecé a creer que el cambio era posible y estaba siendo realidad. Es cierto que durante el trayecto no siempre funcionó todo de forma lógica, a veces se veían avances y otras veces daba la sensación de estar retrocediendo. Y es que las personas no somos robots programados para llegar de forma lineal a las metas que nos proponemos.
Cambiamos en la medida que aceptamos nuestra realidad, vamos tomando conciencia de nuestros propios errores y nos proponemos modificar el rumbo. Difícilmente pueden cambiar las cosas en nuestro entorno hasta que no cambiamos nosotros mismos. Evidentemente, para que los cambios sean consistentes se requiere de una buena dosis de paciencia, de humildad, de constancia y de esfuerzo. La difícil pero gratificante tarea de conseguir nuestra propia libertad requiere también de tiempo y de dedicación. Por todo ello, al CENTRO TERAPEUTICO GRUPO CUATRO, formado por grandes y especiales personas doy las gracias y a mí mismo por tener la valentía y el coraje de iniciar y concluir satisfactoriamente este camino. No quiero dejar de mencionar y agradecer a mi mujer y mis hijas el apoyo continuo que me habéis dado y me dais cada día, también me parece importante destacar que esta experiencia es en mi vida, la que más ha merecido la pena, pues me ha hecho generar optimismo, entusiasmo y esperanza en mi presente, y solo de un presente se pudra ir escribiendo un futuro y finalmente que lo recomendare sin duda alguna a todos aquellos que estén pasando por problemas similares a los que yo tenía cuando acudí.
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MILES DE AGRADECIMIENTOS A EL CENTRO, A MI MUJER E HIJAS Y A TODOS LOS COMPAÑEROS QUE ME HAN PRESTADO SU AYUDA. OS QUIERO MUCHO AMIGAS Y AMIGOS.
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