martes, 10 de mayo de 2011

MIS ERRORES

Creo que hablar de errores en una vida de casi medio siglo sería una estupidez por mi parte porque me llevaría muchos folios y seguro que se me olvidarían más de la mitad. Por lo tanto este escrito va dirigido a los grandes errores vitales. En principio dejo claro que no pretendo dar una lección si no simplemente y como digo siempre hablar desde mi experiencia.
Esto que quiero exponer es parte de lo que vengo reflexionando hace días y no sé si lo conseguiré o no, pero tengo claro que han sido errores de bulto.
Tras una tortuosa relación de unos seis años de idas y venidas, de encuentros y desencuentros, de pedir opinión, de lucha si se quiere hablar en esos términos. Ayer decidí ser agresivo, lo hice adrede, puesto que tenía que ver la reacción de la persona en cuesitión y entendí que la única manera de averiguarlo era la provocación, yo que me considero experto en provocar y transgredir, llegué al insulto, hasta que conseguí que explotara y me dijera lo que pensaba o al menos lo que sentía por mí. Aun no lo tengo claro, porque pudiera ser producto de mi agresividad “controlada”.
De los errores de los que quiero hablar no es de la agresividad manifiesta sino de lo que saqué en conclusión y de lo que me di cuenta es que vivía de mi pasado. Por lo tanto esa agresividad que saqué fue producto del pasado, vivía enquistado en él, esperando una respuesta y el pasado como su nombre indica, ya se ha vivido.
La solución pasa por el desapego hacia esa persona, no “molestarla” y dejar que las aguas se apaciguen y esperar, pero la espera no ha de ser con proyección de futuro, puesto que me causaría ansiedad y sufriría por dos motivos, por el pasado y por el futuro. La espera ha de ser desde el distanciamiento y desde el presente, pero sin esperar nada, ya que el presente no se lo que me puede deparar y en este aspecto cierro página, no sabemos el suceso del día a día, por lo tanto experimetaré una apertura tranquila sin ansiedad por el futuro para intentar conseguir otra nueva meta sobre ese respecto.
De nada vale luchar por lo que no depende de ti. Tú has dado, como a ti te han dado, has recibido como han recibido. Esa es el fondo de la maleta y con eso me quedo. Sé que todavía la herida sangra, pero cicatrizará, aparte de que me gustan las cicatrices, un hombre sin cicatrices, y hablo desde el lado del sexo, (me refiero al sexo hombre) destaca una cierta simpleza. Las cicatrices aportan atractivo y en el corazón incluso dan “glamour”.
No es tarea fácil, ya que requiere un aprendizaje puesto que no somos dueños de nuestros pensamientos y estos nos devolverán al pasado irremediablemente y nos llevarán al futuro de igual forma. Pero en eso estoy.
Sed felices.
Alfonso Cobo Jiménez.

2 comentarios:

  1. Muy buena publicacion,Alfonso en estado puro.
    Un Abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Muy tuyo, siempre me ha encantado tu manera de escribir! yo te recuerdo , se feliz!

    ResponderEliminar