martes, 7 de noviembre de 2017

EL PROBLEMA DE LA PREVENCIÓN

TEMA DIFÍCIL. A MENUDO ALGUNOS SE DEDICAN A LA PREVENCIÓN Y SIN QUERER PROVOCAN REACCIONES CONTRARIAS.
NO ES FÁCIL PREVENIR, MUCHAS VECES BASTA CON EMPATIZAR, OBSERVAR , ESCUCHAR Y HABLAR EL LENGUAJE DE LAS PERSONAS A QUIENES TE DIRIGES.
LA VERDAD ES QUE NO SIEMPRE SE LLEGA.
NUNCA, NUNCA HAY QUE DOGMATIZAR Y SENTAR CÁTEDRA, LA MENTALIDAD ABIERTA Y DEJAR A UN LADO LOS PREJUICIOS Y ETIQUETAS ES EL MEJOR CURRICULUM, PARA EMPEZAR.
NUNCA TRANSMITAS RENCOR NI NINGÚN TIPO DE RESENTIMIENTO, Y SI TIENES EXPERIENCIA UTILÍZALA DE UN MODO POSITIVO , TE AYUDARA A ABRIR MENTES Y A QUE TE VEAN MAS CERCANO.
El problema de la prevención es siempre un tema difícil; ésta apunta a mejorar las condiciones de salud y anticipar el daño tendiendo a evitarlo. Sin embargo, una psiquis humana es muy compleja y a veces ocurre que lo que intenta ser un consejo de buena fe que apunta a evitar algo no deseado, provoca el efecto contrario. Sobre todo en un tema tan controvertido como son las adicciones a ciertas drogas. Es así que ya no se habla de las personas que tienen una adicción, sino de las drogas y los drogadictos.
Es frecuente escuchar en las crónicas policiales de hechos violentos la infaltable pregunta acerca de los delincuentes: ¿estaban drogados? Como si la conducta criminal sólo fuera efecto de la droga y no de una persona responsable de sus actos. Evidentemente, para ciertos sectores es más sencillo hablar del flagelo de "la droga" que del creciente nivel de violencia y de desamparo en nuestra sociedad, ya que abordarlo desde esta otra perspectiva llevaría a hablar de políticas sociales llevadas a cabo por el Estado.
Los mensajes masivos, en su mayoría, se caracterizan por ser moralizantes, autoritarios y/o apelar al miedo, desembocando en repetidos discursos proselitistas que sólo poseen sentido y eficacia para quien los produce. Estas estrategias no sólo no disminuyen el consumo de drogas, sino que en algunos estudios se ha visto que lo aumentan.
Por otro lado, aunque en ciertos ámbitos se generen "interesantes" y "apasionados" debates, ubicar el problema en "las drogas" centra la discusión en un lugar equivocado, ya que omitimos ver la relación que la persona puede tener con la sustancia. En la sociedad actual las drogas legales –alcohol, tabaco, fármacos- son un objeto más de consumo y se ofrecen a través de campañas publicitarias que prometen éxito, placer, diversión, eficacia, según el caso. Las drogas ilegales – marihuana, cocaína, pasta base, éxtasis, etc.- son concebidas como sustancias demonizantes. Por otra parte, la ley confiere a los consumidores de drogas ilegales el doble estatuto de delincuentes y enfermos. El consumo de drogas requiere atención médica, pero la tenencia constituye un delito…
Cabe aclarar que no todo el que consume o consumió alguna sustancia -sea esta legal o ilegal- ha desarrollado o va a desarrollar una adicción. No obstante, es frecuente que un individuo crea que maneja a su antojo el consumo que realiza y, sin embargo, sin darse cuenta, comienza a ser consumido y la droga ocupa importantes momentos de su vida. Por ejemplo: algunas personas necesitan "entonarse" para ir a una discoteca o para conocer a alguien, o fumarse un "porrito" para ir a un recital, sino lo hacen, tienen la sensación de que algo les falta, que "no es lo mismo".
En síntesis, el problema no es lo que se consume. El problema es ¿para qué se consume?
Si centramos la atención en la palabra a-dicción significa no-dicción, esto es, no decir, no hablar.
Esto nos lleva a un punto central y es que en general una persona llega a padecer una adicción por la imposibilidad de hablar de ciertas cuestiones y no poder resolverlas a través de la palabra. El consumo adictivo de sustancias puede estar referido a las más diversas motivaciones. Puede estar al servicio de intentar anestesiar un dolor, aliviar la angustia, insensibilizarse ante sentimientos displacenteros, tapar un vacío, calmar la ansiedad, provocar un estado de euforia, escapar de la monotonía y el aburrimiento, producir un estado de ensoñación, pero no lo logra. El efecto de la sustancia es transitorio, cuando se disipa se necesita volver a consumir. Si la adicción intenta resolver un problema, para resolver la adicción se tratará de encarar el problema o motivo que llevó a la persona a consumir adictivamente. Situación que es difícil reconocer, ya que muchas veces se trata de paliar algún conflicto interno que aquélla desconoce. Es importante destacar este punto porque no se trata de intentar sacar palabras con tirabuzón.
Una evaluación terapéutica por profesionales que tengan experiencia en el tema puede ser un camino que conduzca a descifrar y desanudar el problema.


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