viernes, 4 de agosto de 2017

Los Impulsos Incontrolables.



Las personas que son adictas y que sufren de dependencias, a menudos son personas que igualmente sufren de problemas de control de impulsos. Personas que, frecuentemente como niños fueran hiperactivos, inquietos e incapaces de modular sus reacciones afectivas --- tendiendo a estallar con poca provocación.
Los niños que padecen de trastornos en la satisfacción de sus necesidades básicas, encuentran que les resulta difícil posponer sus respuestas negativas al ambiente. Habiendo carecido de la nutrición emocional adecuada, que ambos padres deben siempre proveer, crecen sufriendo de privaciones narcisistas y recubiertos de un tipo de rabia, asimismo narcisista.
Rabia y dependencias que son difíciles para ellos controlar. Su inclinación y propensión a los comportamientos de dependencias en las drogas y de codependencias en relaciones, son debidas a una necesidad a controlar sus ansiedades usando las drogas y/o las relaciones patológicas para borrar un dolor insoportable y, muy a menudo, para llenar un vacío emocional de proporciones devastadoras e intolerables.
Las personas que tienen dificultades para controlar sus impulsos se encuentran incapaces de dejar de hacer algo que les es imposible no hacer --- aunque sepan que no deben hacerlo o que haberlo hecho, resulte perjudicial para sí mismos o los demás.
En las adicciones (alcohol, drogas, tabaco, juego, gastar el dinero, sexo) el adicto se siente impulsado a beber, fumar, jugar, comer, y lo que sea, siéndole imposible encontrar la manera de dejar de hacerlo.
Tiene que obedecer su impulso y satisfacerlo aunque, hacerlo, le duela más a largo plazo.
Para entender porqué estas personas no son capaces de "resistir sus impulsos" tenemos que observar qué está pasando por sus mentes en ese momento y qué se están diciendo a sí mismos --- ya que son pensamientos los que regulan la conducta. Pensamientos que siempre se originan en el pasado dinámico de los conflictos reprimidos. Por ejemplo, antes de abrir la puerta de casa y salir a la calle, hemos pensado algo parecido a "se antoja salir a dar una vuelta" o "voy a la tienda de la esquina". Sin embargo, a menudo sucede que las personas tienen la sensación de que no han pensado nada. Simplemente sienten la "necesidad" de fumarse un cigarrillo o beberse un vaso de vino. Esto es debido a que este tipo de pensamientos aparecen de forma rápida y automática, pudiendo conformar patrones de reacción aprendidos en la infancia. Es decir, forman parte del modo particular que tiene cada persona de ver el mundo.
Ese modo particular de ver el mundo en que se vive, se construye en la infancia como resultado de la interacción de las fuerzas del entorno con las agencias emocionales que regulan nuestras mentes.
A veces, pueden surgir como respuesta a una necesidad fisiológica. Por ejemplo, si alguien tiene la sensación de hambre, lo primero que piensa es "tengo hambre". Después evalúa lo que eso significa y toma una decisión respecto a cómo actuar. En función de cuál haya sido esta decisión actuará de un modo u otro. Es decir, si piensa "voy a comer ahora mismo, aunque me engorde y sea por el mero placer de hacerlo" irá derecho a la nevera. Si piensa "voy a esperar hasta la hora de cenar; puedo aguantar el hambre perfectamente, no comeré el azúcar", su conducta será muy diferente. Y si piensa "necesito comer algo ahora mismo y no puedo soportar no hacerlo", y así lo piensa muy a menudo, es muy probable que sea un comedor compulsivo a quien le resulta casi imposible esperar para comer a sus horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario