martes, 7 de febrero de 2017

El alcohólico en etapa activa

- Marcados cambios en su forma habitual de comportarse cuando entra en contacto con el alcohol. Puede mostrarse notablemente desinhibido. Si suele ser frío, seco, puede volverse afectuoso; si es tranquilo, puede comportarse agresivamente; si es introvertido actúa en forma sociable… - Constante negación de su enfermedad. Es habitual la frase:
"Yo no soy alcohólico". - El enfermo es cada vez más esclavo del alcohol. - Hay frecuentes períodos de depresión y desesperanza. Esta se acentúa en la etapa de desintoxicación. Tiene conductas autodestructivas -además del consumo de alcohol- y un
constante auto rechazo. Tiene pensamientos fatalistas, como el de considerar "¿Qué importa ya?". - Sentimientos de culpa e impotencia ante los constantes fracasos por controlar su enfermedad y su vida, y también por el daño que causa a los suyos. - Sentimientos falsos, exagerados y/o distorsionados, lo que lleva a cometer actos que sobrio no cometería como agresiones, encuentros sexuales, etc. - Tiene bajo contacto con la realidad. A medida que avanza la enfermedad aumentan los rasgos esquizoides preocupaciones paranoicas (cree que alguien quiere hacerle daño), alejamiento de los demás, fantasías de omnipotencia-. - Tiene un yo débil y paulatinamente va perdiendo el contacto con ese yo. - Su autoestima, su responsabilidad y su autocontrol son débiles y se debilitan cada vez más. - Entra en luchas por cuestiones relacionadas con el dominio-sumisión. - Su dependencia lo hace confiar irracionalmente en agentes externos (una gran dependencia) para lograr seguridad, protección, amor, comida, aceptación, comodidad. Y para lograrlo usa la exigencia, la manipulación y el chantaje. - Usa una fachada agresiva de actividad vigilante respecto a la satisfacción impulsiva de sus deseos o a la búsqueda de protección. - Cuando la intoxicación por alcohol continúa durante el tiempo y con intensidad suficiente, desemboca en síndromes irreversibles. Uno de ellos puede ser la desintegración de la personalidad y el otro la demencia. En la desintegración de la personalidad comienza a desestructurar todo lo adquirido por la educación: normas éticas, modales. El alcohólico va descendiendo en la escala social y profesional. El abuso alcohólico le produce fases de agresividad, crisis de furia y se vuelve antisocial, hasta que tiene que ser internado en un hospital psiquiátrico en forma permanente. La demencia es un deterioro grave de la inteligencia. El alcohólico pierde los conocimientos y las habilidades que tenía bien aprendidos - incluidas las de su trabajo-. Es importante señalar que no todos los alcohólicos tienen estas características. Una persona puede no tener alguna o muchas de ellas, y ser alcohólico, lo que define al alcohólico es su pérdida de libertad frente al alcohol. Ante el que siente una auténtica e irresistible apetencia frente a la que su voluntad fracasa. Pero esto es algo que el alcohólico suele negar: "No es irresistible -dicen- puedo dejar el alcohol cuando quiera…", y sigue cayendo, destruyendo su vida y la de los demás.

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