miércoles, 11 de enero de 2017

Siempre, amigos míos, existe un por qué

Siempre, amigos míos, existe un por qué, una causa desencadenante de un suceso, nada se comete al azar, nada, no voy a extenderme en los millones de motivos que pueden llevar a una persona a cometer algo que a nuestra sociedad, con los valores que tenemos, repudiamos, pero todos tenemos una historia y merece ser escuchada.
Se que suena duro pero tantas veces a algún ser querido le ocurre una desgracia, y ya no perdonamos, nos ciega la ira, yo en eso no entro porque lo comprendo, pero siempre hay que escuchar a la parte culpable, si no es por los familiares, si por alguien ajeno que sea capaz de tener juicio propio y no estar condicionado, y hablando de condicionado, eso que todos nos dejamos llevar por ello: “me ha dicho fulanito”, “fulanito dice”, ya nos condicionan, y ¿de quién hablamos? ¿es qué el no tiene algo que decir?, muchas veces los condicionantes no nos dejan tener juicio propio sobre las situaciones, motivos, etc.
Esto que voy a decir es mi opinión, en la vida hay que saber escuchar, intentar liberarte de condicionantes externos, no puedes ir a defender a alguien considerándolo culpable de ante mano, mas te vale decir que no a su defensa, así es la vida cotidiana de todos nosotros: “este es un enfermo”, “este es un vicioso”, “menudo chorizo”, “eres un maricón”, “yonky de mierda”, “este es un camello”, “es un ladrón”, “menuda puta, mírala no sabe ni criar a sus hijos”, así es, aunque muchos al leer esto piensen que son estupideces, somos muy inflexibles a la hora de valorar, pero eso si, que nos valoren o juzguen a nosotros o a nuestro entorno, la cosa cambia, ¿no creéis?.
Hay que escuchar las historias ,que nos cuentan las personas, sobre todo cuando en lo que trabajamos es en ayudar, apoyar y dirigir a otros seres humanos. No se pueden emitir juicios de valor tan a la ligera, hay que ser ASERTIVOS, nos podrán mentir o no, pero hay esta la experiencia de cada uno para trabajar con la persona,sea lo que sea venga de donde venga, haya hecho lo que haya hecho, sabéis que yo siempre tiro a mi campo de la drogodependencia, esa enfermedad donde todavía las personas, muchísimas personas, carecemos de eso que llamas ASERTIVIDAD, si odias al toxicómano, al camello, etc…¿ como puedes ayudar?, es mi opinión, ¿donde esta tu asertividad?, a mi no me gusta la droga, pero me gusta escuchar para comprender, antes condenaba, ahora escucho, porque, me recalco en lo de antes, siempre hay una historia detrás, buena o mala, pero una historia a fin de cuentas, no me gusta la sustancia porque reconozco el daño que hace, pero al ser humano que esta preso de ella, sea lo que sea, lo comprendo y lo trato de entender, ¿cómo?, ¿por qué?, razones para llegar a venderla, a consumirla o lo que sea, hay que trabajar con la persona, que es donde radica el problema, la sustancia esta ahí, unas u otras, pero la persona en un momento de su vida convivió con ella sin tocarla y luego entro en esa espiral, son muchas cosas las que se pueden decir sobre la ASERTIVIDAD, comprensión, no en el sentido de pena, sino en el sentido de análisis del individuo en su entorno y en sus vivencias, lo demás son prejuicios o factores que han ocurrido y que no te facultan, muchas veces, para esas tareas, esa es mi opinión, un buen terapeuta tiene que ser muy asertivo y saber ponerse en lugar del otro y saber empatizar, difícil ¿verdad?, pero es así, porque muchas veces quitamos el consumo pero no curamos a la persona.
F. Reyes.


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