viernes, 12 de febrero de 2016

PADRES Y EDUCADORES.


PADRES Y EDUCADORES.
Los agentes transmisores de la educación de la voluntad son los padres y los educadores, que como en el ejército no dicen avanzad, sino seguidme, o sea que el educador va abriendo caminos, y esta es su principal tarea; su obra consiste en promover, orientar mover hacia una meta determinada y atractiva, la principal de las cuales es su propia personalidad que infunde identidad y logra impactar para seguirlo; se educa mas con lo que se es que con lo que se dice. El poder del educador depende menos de sus palabras, que de su presencia silenciosa y auténtica, puede haber muchos profesores que enseñan materias, pero hay pocos que son maestros.
Tan importante como el contenido es la personalidad de quien educa, si esa es positiva, singular, sugestiva y coherente, dará clase con su sola presencia, si es amorfa, incoherente y poco atractiva, aunque exponga los temas con claridad y brillantez, siempre faltará algo en sus enseñanzas. La actitud del educador al igual que sus modales, ha de ser siempre propositiva, así sus silencios resultarán elocuentes, y sus palabras modelarán y arroparán a quien le escucha.
- El hombre de poca voluntad está amenazado ya que poco a poco se va volviendo frágil, al preferir lo inmediato, dejando lo importante porque le cuesta demasiado. Es un muñeco de las circunstancias, al azar, sin rumbo, fácilmente manipulable, llegando a una personalidad caprichosa, blanda, apática,
- Cuando los seres humanos y los hijos han sido formados en la superación, en la conquista de ideales, en el día a día, van aprendiendo a vivir, que no es otra cosa que la capacidad y el garbo asertivo para superar las adversidades que la vida, querámoslo o no, impone a su paso, realidad de la que es imposible zafarnos.
- Los ámbitos adecuados y responsables de la educación son la familia y la escuela, donde se proponen y calibran las ilusiones y metas apropiadas, atractivas y alcanzables para el educando día a día, utilizando para su logro el estimulo y el aliento no el elogio, debido que el estímulo se para en los alcances parciales ayudando a continuar, el elogio se centra en el éxito, en lo mejor, insinuando triunfalismo y competencia. todo esto se hace con amor y afecto en la consecución de esas metas, a medida que el educador vaya conociendo primero las dificultades del educando y las comprenda, lo mejor son los pasos cortos pero continuos, retando por encima de las posibilidades del alumno, haciendo primero lo conveniente, y así llegar a la automotivación

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