jueves, 4 de febrero de 2016

Los hijos adultos de los alcohólicos: ¿Víctimas del trauma de debilidad aprendida?


Cerca de 22 millones de individuos son hijos de padres alcohólicos. Sin embargo, hasta hace muy poco tiempo, los terapeutas le han prestado muy poca atención sistemática, tanto al diagnóstico como a las necesidades terapéuticas de esta población. En un importante estudio para terapeutas familiares, Raymond B. Flannery, Jr. (Journal of Social Behavior & Personlity, 1984 1 (4):497504) sugiere que los hijos adultos de los alcohólicos son semejantes a las víctimas de traumas psicológicos con desvalimiento aprendido.
El cree que las intervenciones para manejar el stress pueden resolver efectivamente esta postura de debilidad.
Estudios anteriores muestran que las personas se traumatizan cuando enfrentan sucesos de la vida incontrolables y son impotentes para modificar el resultado de dichos sucesos. La respuesta básica psicológica al trauma es una reacción inicial de protesta que incluye enojo, hostilidad verbal o actingout; mientras que la siguiente fase de entumecimiento puede ser un estado de abstinencia emocional o interpersonal de la participación activa en el propio medio.
El desvalimiento aprendido
Muchas de las víctimas de traumas desarrollan una postura de debilidad aprendida (Seligman, 1975), condición en la cual pierden la capacidad de apreciar las conexiones entre sus acciones y la habilidad para influenciaren sus vidas que los conduce a perder el control, a la abstinencia social y a la disforia. La impotencia aprendida dificulta el tratamiento ya que la víctima adoptará una postura de pasividad, de abstinencia activa, o de adhesión dependiente hacia el terapeuta y evitará manejarse dentro de su entorno.
Bastantes investigaciones con distintas poblaciones (cf. revisión de Garber & Seligman, 1980) han revelado cuatro características comunes en la debilidad aprendida:
1) Control no percibido: los hijos adultos de los alcohólicos son criados en medios en los cuales el comportamiento diario de sus padres es impredecible debido a las peleas entre ellos y el posible abuso físico y sexual (Wilson, 1982). Que los padres beban es un suceso diario que escapa al control de los hijos. Esta convicción de falta de control frecuentemente se generaliza en muchas áreas de su vida (tareas diarias de la vida, escuela, socialización, etc.). Otros estudios sugieren que los hijos de padres alcohólicos tienen un rango más constreñido de comportamientos adecuados para la resolución de problemas.
2) Falta de compromiso en la tarea: los hijos de los alcohólicos prestan atención a las peleas y a la bebida de sus padres, pero son observadores pasivos en este proceso sin ningún control significativo de la situación. Mucha de la valiosa energía, que de otra forma estaría disponible para otras cosas más comunes (ejemplo: escuela, amigos), se gasta en preocupaciones, en estar enojado, o en sentirse asustado con respecto a ese problema insoluble. Con el tiempo, el chico se resigna a la pérdida de la constitución de una familia normal y se abstiene pasivamente de lo mucho que le ofrece la vida.
3) Disrupción de las rutinas normales: la bebida de los padres lleva a una identificación confusa de los roles familiares, temor a la violencia paterna y a una atmósfera imprevisible, tensa, tirante y fría.
4) Evitación de la ayuda social: la confusión social y el comportamiento impredecible poseen un impacto a largo plazo en el comportamiento interpersonal. Existen investigaciones que muestran que los hijos de padres alcohólicos están especialmente aislados y evitan todo contacto social, por lo general. Tal vez estén avergonzados por el comportamiento del padre intoxicado y eviten llevar amigos a la casa, o quizás estén asustados de revelar un "secreto familiar". Los estudios demuestran que participan menos en clubes y que tienen menos hobbies y que están típicamente aislados de la sociedad.
Mientras son chicos, estas víctimas pueden protestar por esta situación traumática, pero como adultos no tratados sus síntomas son más consistentes con tos signos de entumecimiento. (El Guebaly & Offord, 1977). Los niños adultos de los alcohólicos que fueron traumatizados en una temprana edad frecuentemente desarrollan la posición de desvalimiento aprendido ya tempranamente. El resultado final es un estado no saludable evidenciado en el aumento de la frecuencia de desórdenes psicosomáticos y en la automedicación con alcohol. (Frank 1973 et al). Ni el paso del tiempo, ni la reexposición forzada a la situación con la ausencia de estímulos dolorosos parecen resolver el desvalimiento (Garber & Seligman, 1980 et al).
"Personas autoresistentes"
En contraste, el autor también presenta un perfil de lo que él describe como "persona autoresistente". Estos individuos se adaptan exitosamente a los sucesos de la vida. Controlan sus vidas con soluciones de problemas autodirigidas y están involucrados en una tarea o se hallan empeñados en la realización de algo personalmente importante para ellos (trabajo profesional, formar una familia, etc.). La rutina diaria de los sujetos adaptativos incluye períodos de relajación diarios, asiduo ejercicio semanal y un mínimo uso de estimulantes en la dieta. Estos individuos saludables buscan activamente la ayuda social para amortiguar el stress de la vida.
Manejo del stress
El enfoque del autor era enseñar a los hijos adultos de los alcohólicos las técnicas de manejo del stress utilizadas por personas resistentes al stress (Flannery, 1986). Luego de una acreditación médica, los pacientes del programa gradualmente redujeron la ingesta de estimulantes (cafeína, nicotina, azúcar blanca refinada), aumentaron su entrenamiento en relajación y ejercicio asiduo, y practicaron la inoculación de stress mediante el ensayo de estrategias conductuales y cognitivas para resolver problemas comunes.
En un estudio piloto con sujetos que sufrían ansiedad e incapacidad para manejar su entorno, 25 de 36 pacientes eran hijos adultos de padres alcohólicos. En este programa (mejor considerado como evidencia anecdótica), tanto el grupo de tos hijos adultos de alcohólicos como tos hijos adultos de padres no alcohólicos tenían una mejor adaptación —estadísticamente significativa— luego del tratamiento. Las mejoras autoreportadas obtenidas en el manejo del comportamiento incluyeron (para ambos grupos) menos disturbios en el sueño, menor necesidad de medicación para la hipertensión, menos disputas familiares, mayor cooperación interpersonal en la familia y en las tareas en sus empleos, menor ansiedad generalizada y menor stress subjetivo.

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