lunes, 8 de febrero de 2016

LA NEGACIÓN DEL ADICTO


LA NEGACIÓN DEL ADICTO.
Por Carlos González.
Veía en Facebook una publicación contra la droga que llevaba una cantidad altísima de visualizaciones, de veces compartida y de aprobaciones lo que me sugiere existe un repudio generalizado hacia las drogas, incluso las que se consideran más suaves. Tampoco faltó quiénes las defendieran. Sus comentarios denotaban las características ya conocidas de los adictos: orgullo, negación, auto conmiseración, hipersusceptibilidad y culpa. Digo que culpa porque sus argumentos parecían más destinados a convencerse a sí mismos que destinados a convencer a los miles que reprueban la droga. Si estuvieran tan convencidos hubieran ignorado una publicación tan pequeña. Les tocó la conciencia y ese remordimiento parecía lo intentaban acallar lanzando fuertes ataques para mitigar el dolor que les produjo ver su realidad reflejada en un mensaje muy simple y pequeño.
Ver esto me reafirma lo inútil que es convencer a un alcohólico de que beber le hace daño. Como adicto que es, defenderá su sustancia a capa y espada, incluso sabiendo que es nociva. Leí comentarios defendiendo el fumar marihuana por considerarla saludable. Me pareció tan ridículo como incitar la bebida de alcohol de fricciones por tener propiedades desinfectantes. Además vi las fotos de los que hacían los comentarios, y si fuera por las apariencias, diría que la droga no les está sentando nada bien.
El adicto es una persona muy enferma emocionalmente. Se atrinchera tras una gruesa capa de soberbia. Tratar de que dé el brazo a torcer es una tarea infructuosa. Si tratamos de hacerlo solo lograremos frustrarnos y no queda de otra es aceptar lo que no podemos cambiar, lo cual es muy liberador. Esa capa solo podrá empezar a caer cuando se resquebraje por un golpe demoledor. Sus excusas se vendrán al suelo. La defensa de su sustancia y la de sus comportamientos inaceptables ya no tendrán asidero. Antes no sucederá.
En lugar de tratar de cambiar a otro, lo mejor es mejorar nosotros. No es una actitud irresponsable sino sensata y de amor a nosotros mismos.

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