Los que no gritamos ni alardeamos de nada, simplemente hacemos lo que debemos o lo que podemos, sin estridencias pero con eficacia no parece que existimos.
La algarada irreverente y sobre todo desvergonzada, demagogia obsoleta , pues no se esta abierto al cambio, suele apoderarse de aquellos que se creen victimas y no admiten cambios , pues lo suyo es lo verdadero, los intolerantes aparenta sumisión a las reglas del juego , pero es una estrategia bien estudiada, para encantar y adormecer conciencias llevadas por el corazón, impiden el razonamiento se alimentan de las bondades y credulidad de muchos con frialdad absoluta, pues solo padecen ellos, los demás solo somos marionetas con las que jugar y manipular ya que como dije antes llevadas por el corazón les impiden el razonamiento. Nos ponen a prueba ya que el cerebro debe vencer las debilidades del sentimiento.
Por eso, los los que aparentar ser anodinos, incluso a menudo anónimos, discretos, tímidos y pacíficos tienen la ocasión de mostrar su cordura, la sabiduría de quienes meditan y no se dejan influenciar sino hacen lo que deben y cuando deben.
Fernando Reyes.
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