Es un axioma espiritual que cada vez que estamos perturbados, no importa cuál sea la causa, hay algo mal en nosotros.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 97
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 97
Yo nunca entendí verdaderamente el axioma espiritual del Décimo Paso hasta que tuve la siguiente experiencia. Estaba yo sentado leyendo en mi cuarto, a altas horas de la noche, cuando de pronto oí ladrar a mis perros en el patio de atrás. Mis vecinos se disgustan con esta clase de perturbación, así es que, entre enojado y avergonzado, temiendo la desaprobación de mis vecinos, inmediatamente hice entrar a mis perros. Algunas semanas más tarde se repitió exactamente la misma situación, pero esta vez, debido a que estaba más en paz conmigo mismo, pude aceptar la situación - los perros tiene que ladrar - y calmadamente los hice entrar. Ambos incidentes me enseñaron que cuando una persona experimenta eventos casi idénticos y reacciona de dos maneras diferentes, no es el evento el que tiene la importancia principal, sino la condición espiritual de la persona. Los sentimientos vienen de adentro y no de circunstancias exteriores. Cuando mi condición espiritual es positiva, yo reacciono positivamente.
Mi reflexión
Siempre fui un esclavo de mis reacciones emocionales negativas, culpaba a otros, insultaba, era victima del clima, de las reacciones y de la opinión de otros, de mi pasado, de las circunstancias. Un día que me quejaba mi padrino me hizo notar este axioma y no lo creí, pensaba que otros eran culpables pero con esto el mente puse atención a mis reacciones y pude darme cuenta que era verdad, era yo quien le daba el poder a los demás. Me propuse tener mas atención a mis reacciones y a intentar reaccionar de forma diferente y poco a poco con la ayuda de Dios me fui liberando del yugo de esta conducta negativa. Aun sigo a veces reaccionando de esa manera pero cuando lo hago recuerdo que soy yo quien manda no mis emocionas y le pido a Dios serenidad y regresa la paz.
Ricardo P.
Siempre fui un esclavo de mis reacciones emocionales negativas, culpaba a otros, insultaba, era victima del clima, de las reacciones y de la opinión de otros, de mi pasado, de las circunstancias. Un día que me quejaba mi padrino me hizo notar este axioma y no lo creí, pensaba que otros eran culpables pero con esto el mente puse atención a mis reacciones y pude darme cuenta que era verdad, era yo quien le daba el poder a los demás. Me propuse tener mas atención a mis reacciones y a intentar reaccionar de forma diferente y poco a poco con la ayuda de Dios me fui liberando del yugo de esta conducta negativa. Aun sigo a veces reaccionando de esa manera pero cuando lo hago recuerdo que soy yo quien manda no mis emocionas y le pido a Dios serenidad y regresa la paz.
Ricardo P.
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