martes, 4 de marzo de 2014

Sueños mal entendidos pueden acabar con todo. Por David Valero García

aceptacion-ansiedad
Debo reconocer que este mes de Febrero ha sido realmente duro. La mayoría de los días me encontraba desanimado, triste, abatido, pero sobre todo, me invadía una tremenda angustia. Pero no una angustia como la que viví en el post “Ser vulnerable no se debería olvidar”, esta vez ha sido diferente.
ALGO PASA, PERO AÚN NO SÉ DE QUÉ VA LA PELÍCULA
Tras el despido de hace 14 meses, tuve claro por donde iría mi nuevo camino profesional y hacia donde tendrían que ir dirigidos mis esfuerzos. Desde entonces tengo la gran fortuna de poder decir que han sido muchas las personas que he conocido en el trayecto, siendo maravillosas algunas de ellas, y lo mejor, que con unas pocas he tenido, tengo o podré tener la suerte de compartir proyectos e ilusiones.
El tiempo pasa, ciertas situaciones se agravan y siento la necesidad de querer que todo vaya más deprisa, o en realidad, tengo la sensación de no estar haciendo lo suficiente para que vayan al ritmo que debiera. No sé cómo, me encuentro más torpe que antes a la hora de trabajar, cada vez me cuesta más mantener el ritmo de acostarme tarde y levantarme antes de las 06:00, es más, apenas puedo levantarme antes de las 07:30. No lo entiendo, son tantas las cosas por hacer… Durante el día apenas puedo hacer nada, ahora las cosas han cambiado, y no dispongo de tiempo para poder trabajar, las circunstancias no son las mismas, pero eso no me importa, el objetivo final si lo es, y hay que llegar sea como sea.
De pronto entro en una espiral terrible. Todos los días me levanto con una gran angustia, un dolor en el pecho enorme. Mi cabeza continúa donde lo dejo justo cuando me acosté, dando vueltas a los mismos temas sin encontrar soluciones, únicamente viendo lo que no hago, y no podré hacer. Las cosas se acumulan, hastalas tareas más simples me suponen un problema. No dejo de dar una y mil vueltas a lo mismo, y los mensajes acaban siendo:
-          David tienes que hacer esto, lo otro y lo de mas allá, pero no lo haces, ¿cuándo lo vas a hacer?, no podrás
-          asi no avanzaras
-          de esta manera es imposible salir de donde está metida tu familia
-          al final no vas a poder con ello
-          no eres tan bueno como creías
-          aquellos que alaban tu trabajo es porque en realidad no te conocen, si te vieran ahora tendrían claro que no es para tanto
-          amigo, mejor déjalo…
Y así uno tras otro. Claro, semejante cantidad de mierda hacia uno mismo un día tras otro, hace complicado ser consciente, y estar a la altura, de lo que está ocurriendo a tu alrededor. Las discusiones con mi mujer era cuestión de tiempo que llegasen, sobre todo, si a todo esto lo aderezamos con un momento especialmente complicado para ella por circunstancias familiares. Por otro lado tenemos a dos niños, de 2 y 5 años, que por mi buenos que sean, que lo son, son niños, y tarde o temprano actuaran como tal, que es asi como debe de ser, solo que uno no siempre está a la altura como padre.
Pero oye, yo tengo nuevas herramientas, puedo manejarme en esto, solo es cuestión de saber afrontarlo, organizarme e ir a por todas. Y de nuevo, a las pocas horas,caigo en la misma actitud y ansiedad. Llegados a este punto, cuando no soy capaz de hacer aquello que quiero, cuando ni siquiera deseo pensar en ello, cuando mi mujer me necesita y acabo recibiendo un “me has decepcionado” por no haber estado ahí cuando me ha necesitado, cuando mis hijos se han llevado un grito cuando su único error ha sido ser eso, dos niños de 2 y 5 años, cuando en mi cabeza ha pasado la idea de buscar la forma de poder abarcarlo todo restando horas de sueño de “alguna manera artificial”, es cuando paro y digo, David, ni herramientas ni hostias, estas jodido amigo, y lo peor de todo es que no sabes ni por donde andas.
IDENTIFICAR Y AFRONTAR
He tenido que parar, ser honesto conmigo, analizar con la mayor objetividad posible que estaba ocurriendo, pero sobre todo, porqué. Una vez hecho esto llego a una conclusión que no me gusta nada, pero que de pronto veo que es la cierta, pero dificilísimo de aceptar. ¿Cómo es posible que mis sueños, mis ilusiones, aquello que recuperé en tratamiento tras años y años de adicción, sea lo que me está haciendo sentir así?
Las circunstancias actuales me impiden realizar todas aquellas tareas que tenía planteadas desde un principio. La vida no es fija, todo lo contrario, es movimiento en estado puro, y no hay mayor error que intentar ir contra ella a cualquier precio. En mi caso, el precio que he pagado es demasiado alto, ningún sueño lo vale, se trata de lo que más quiero, mi mujer y mis hijos. Me obcequé que debía ir a por todas costase lo que costase, que ese era el camino para salir de nuestra situación, pero veo como ha transcurrido este mes, veo lo que quiero hacer y el tiempo del que dispongo y sólo puedo decir una cosa, basta.
De ningún modo renuncio a ello, jamás. Me he pasado toda mi vida renunciando, abandonando y siendo incapaz de esforzarme lo más mínimo. Por esto mismo me aterraba tomar la decisión que he tomado, pero es que nada tiene que ver. No estoy abandonando, estoy haciendo uno de los mayores y más duros ejercicios de aceptación que he tenido que realizar desde que mi presencia en tratamiento es prácticamente nula.
A lo largo del mes de febrero han sido varias las veces que he llorado de impotencia, rabia, incomprensión, dolor, miedo,…, pero nada tiene que ver con las de ahora, con las que aparecen mientras escribo esto. No negare que hay dolor, claro que lo hay, no es fácil aceptar esta realidad, pero es impresionante la paz que se puede llegar a sentir con uno mismo cuando eres sincero y tomas la decisión que más aporta y beneficia a todos, yo incluido, la decisión correcta, y es que uno sabe cuándo es correcta cuando te permites sentir como fluye en ti y ves como lo hace en los demás.
¡Un abrazo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario