miércoles, 12 de marzo de 2014

Soberbia y humildad

Soberbia y humildad

La soberbia es un exceso de estimación propia (pero si es excesiva muy probablemente es compensatoria, por lo tanto es falsa). La soberbia hace que uno sea su propio dios, su propia ley, su propio juez y su propia moral. Produce envanecimiento, engreimiento y la devaluación de los otros. La soberbia es la causa principal de la mayor parte de las dificultades humanas y el principal obstáculo para el verdadero crecimiento. Ésta es resultado de la perspectiva perfeccionista, porque de ella proviene el autorrechazo que yace bajo esta fachada de seguridad.
Contraria a la soberbia está la humildad, como “sentido de realidad”, que se puede definir como “reconocer nuestro justo valor”.  Implica valorar nuestro ser, es decir, apreciar el valor de ser, y no vanagloriarnos por nuestros logros, como tampoco devaluarnos por nuestros fracasos. Para Santa Teresa la humildad es “la verdad”. La persona que dice la verdad es veraz, y para ser veraz es necesario ser auténtico, honesto con uno mismo y con los demás. Por lo tanto ser humilde es admitir mis defectos y limitaciones, así como mis cualidades, con sinceridad, honradez, con rectitud y con integridad ante mí mismo y ante los demás. Renunciar a la aspiración de perfección, es encaminarnos a la virtud de la humildad. Al aceptar sus límites, al aceptarse imperfecto, no queda otro remedio que desarrollar la humildad.
soberbia
Soberbia. Foto: julianrod
La indigencia nos ayuda a encarnar virtudes como: humildad, compasión, caridad, fortaleza, fe y valentía. La humildad eleva al ser humano:”sólo el hombre grande se puede hacer pequeño”. Resulta muy difícil alejarnos de la soberbia y encarnar la humildad. Pero ¿cómo se puede encarnar humildad, cuando “La cultura se vuelve propulsora rígida del concepto del no límite, con su antropología, su psicología, sus objetivos de educación y sus terapias que lo invitan a la excelencia. Y con una ética y espiritualidad en función de la perfección“? Ésta contradicción de la Cultura con su propia naturaleza, sólo logra enfermar al ser humano.

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