David Valero Garcia
"Es impresionante como algo que estás deseando que llegue, de pronto, cuando lo estás rozando con la punta de los dedos, comienza a darte vértigo"
¡Hola a todos!
El tratamiento avanza y grandes cambios se van a producir. La mezcla de sentimientos es enorme. Os dejo el relato de esta semana.
¡Un fuerte abrazo a todos!
¡Hola a todos!
El tratamiento avanza y grandes cambios se van a producir. La mezcla de sentimientos es enorme. Os dejo el relato de esta semana.
¡Un fuerte abrazo a todos!
Desde hace dos o tres meses las sesiones se han distanciado mucho, algo que al principio me hizo sentir cómodo, pues notaba que empezaba atomar las riendas de mi vida. Esa especie de libertad que comenzaba a saborear me gustaba, y me desenvolvía con naturalidad.
Me estoy acercando al final del tratamiento, hace poco me han dicho que en breve pasaré a un período en el que durante 3 meses dejaré de tener contacto con el centro y las personas relacionadas con él. Claro está, siempre podré ponerme en contacto si “algo” ocurriese. De esta forma podré comprobar, y demostrarme, que puedo desenvolverme con normalidad en el día a día. Es impresionante como algo que estás deseando que llegue, de pronto, cuando los estás rozando con la punta de los dedos, comienza a darte vértigo.
Cuando me lo dijeron, a pesar de que uno ya se va haciendo a la idea de que esto va llegando a su fin, me invadieron una barbaridad de sentimientos. De pronto, algo tan vital e importante que había estado ocurriendo en mi vida durante todo este tiempo, estaba terminando.
Actualmente no puedo decir que mi vida esté en un punto maravilloso, es más, podría decir todo lo contrario. El tema laboral o económico provoca más tensión, nervios, inseguridad y ansiedad que nunca, pero pensándolo bien, de eso se trata, ¿no? Si a pesar de todo eso, uno puede llevar las riendas de su vida, es que las cosas van bien y todos hemos hecho un buen trabajo.
Pero debo confesar que tengo miedo. No miedo a volver a consumir, y no quiero decir que no deba estar siempre con mil ojos, pero si es cierto que me encuentro bastante seguro y fuerte respecto a ese tema. Tengo miedo a volver a sentir ese sentimiento de soledad y desamparo. Cuando uno está en terapia, y tiene la suerte de compartir momentos tan importantes con la gente que yo lo he hecho, es increíble lo cobijado y protegido que me he sentido.
Ahora todo eso formará parte de un pasado reciente y se tratará de David frente a la vida con sus nuevas herramientas. Inevitablemente te acuerdas de ellos, de los terapeutas, de las veces que te han abrazado, de las veces que has llegado a terapia totalmente deshecho y el simple acto de verles valía el mayor de los tesoros, porque con sólo eso te comenzabas a sentir mejor. Encontrarme en este punto hace que entienda, y valore aún más si cabe, lo que siento por todos ellos.
También hay sentimientos que nada tienen que ver con esa melancolía o miedo. Está la alegría por verme donde me veo, la felicidad de disfrutar de mis hijos y mi mujer, algo que antes no ocurría, desde luego, hay motivos para estar contento. Pero oiga usted, que el cambio va a ser notable, que uno no anda sobrado de gente cercana a la que querer, y de pronto verte privado de algunos tan importantes, pues se te pone un nudo en el estómago impresionante.
Haremos caso a Vicente, y dejaremos que ese sentimiento fluya, haga su recorrido y le dejemos marchar, porque si algo tengo comprobado es que esos nudos, cuando se atascan y no avanzan, acaban haciéndose camino de una forma u otra. Así que en esas estamos, dejando fluir, a veces con una sonrisa, y otras, con una lágrima.
Me gustaría deciros algo a todos los que estáis haciendo un tratamiento o se os pasa por la cabeza iniciarlo, ESTO ES LA HOSTIA. Vivir sin depender del consumo es increíble. Llegar es duro, pero os aseguro que uno no puede imaginarse de que va esto hasta que lo experimenta. No dejéis de hacerlo
¡Un abrazo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario