Jose Manuel Penades
Esto lo escribí hace unos años cuando estaba en un centro de desintoxicación y quiero compartirlo con vosotros. Lo titulé:
Ella fue tu amante en el callejón de los sueños rotos. Ella fue a la que agarrabas con fuerza cuando la ofuscación se instalaba en tu mente. Ella fue la que destrozó tu matrimonio, te alejó de tus hijos y te hizo odiar a los que te trajeron al mundo.
Ella fue la “Dama Blanca”. Fue bella en su momento. Fue la fuente donde bebías cuando la sed de hiel llamaba a tu puerta. Te enamoró, te engatusó, te hipnotizó. Te hizo dejarlo todo por ella, pero no encontraste la paz sino el tormento.
Como si de un matrimonio se tratara, aunque ausente de infidelidad alguna, poco a poco la llama de la pasión se fue apagando, aunque el daño causado era irreparable.
Pero sacaste fuerzas para firmar el divorcio cuando decidiste que esa “Dama Blanca” tenía que quedarse en el olvido, fuera, en la calle, dispuesta a engañarte con otro u otra.
Pero hiciste bien en dar el paso. Tardarás en olvidarla. Siempre estará agazapada tras un callejón. Pero es ahora cuando tienes que aprender a vivir sin ella y buscar otra dama que vuelva a encender esa llama de pasión en tu corazón, para que, de esta forma, palpite más que nunca. “Dama Blanca” cuanto te odio.
DAMA BLANCA.
Ella fue tu amante en el callejón de los sueños rotos. Ella fue a la que agarrabas con fuerza cuando la ofuscación se instalaba en tu mente. Ella fue la que destrozó tu matrimonio, te alejó de tus hijos y te hizo odiar a los que te trajeron al mundo.
Ella fue la “Dama Blanca”. Fue bella en su momento. Fue la fuente donde bebías cuando la sed de hiel llamaba a tu puerta. Te enamoró, te engatusó, te hipnotizó. Te hizo dejarlo todo por ella, pero no encontraste la paz sino el tormento.
Como si de un matrimonio se tratara, aunque ausente de infidelidad alguna, poco a poco la llama de la pasión se fue apagando, aunque el daño causado era irreparable.
Pero sacaste fuerzas para firmar el divorcio cuando decidiste que esa “Dama Blanca” tenía que quedarse en el olvido, fuera, en la calle, dispuesta a engañarte con otro u otra.
Pero hiciste bien en dar el paso. Tardarás en olvidarla. Siempre estará agazapada tras un callejón. Pero es ahora cuando tienes que aprender a vivir sin ella y buscar otra dama que vuelva a encender esa llama de pasión en tu corazón, para que, de esta forma, palpite más que nunca. “Dama Blanca” cuanto te odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario