martes, 1 de octubre de 2013

El honor esta en la lucha.

Kike Sanz



Va despuntando el día y me vienen recuerdos pasados a la mente, recuerdos de tiempos no muy lejanos en los que cada día era una batalla.

Hoy miro tras los cristales como va amaneciendo y sonrió pero por aquel entonces mi sonrisa era forzada, una época difícil de vivir que ya paso.

Mientras estaba ingresado en un centro en Barcelona, recuerdo que me levantaba muy pronto, a veces lo hacía para ver amanecer con el firme propósito de experimentar alguna sensación como la que hoy he experimentado, pero no había manera, tenía aun las emociones demasiado alocadas y sentía cosas muy extremas y poco reales. En otro centro por el que pase también intentaba levantarme pronto, pero por aquel entonces mis fuerzas ya no estaban para muchos trotes, con pasar el día y no consumir, ya era bastante.

Seguí con mi búsqueda de emociones, seguí luchando y pase aun por otros centros pero no deje de intentarlo y llego el día que lo conseguí, pude dejar de tomar. Muchos lo han intentado y no todos lo han conseguido, menudo topicazo, pero cuan real es.
En muchos momentos de mi vida creí que no lo conseguiría, sé que muchos profesionales que me trataron no daban un duro por mí pero aquí estoy sobrio, limpio, sereno, sin veneno en mi interior y con ganas de vivir, de luchar día a día por no volver a aquel infierno. A veces me pregunto porque seguía intentándolo tras tantas decepciones, porque por un lado no dejaba de tomar y por otro no dejaba de intentar tomar, como era posible que tanta locura se diera en una sola vida y creo que ahora ya no quiero saberlo, porque no creo que exista una única respuesta, quizás solo puedo responderme diciendo que estaba enfermo.

Ahora veo mucha gente que lo intenta, que fracasa, otros lo logran y pienso como se deben sentir los unos y los otros, tristeza y euforia, esas eran las dos únicas emociones en las que yo era capaz de moverme, e imagino que muchos adictos también.

Hace unos días me contacto una persona de mi pasado, uno como yo, por el que nadie daba un duro incluso yo mismo, y me alegro mucho saber que estaba bien, que llevaba un año limpio y que seguía en tratamiento. En un primer momento mi reacción de protección fue no alargar más allá de ese momento el contacto, pero luego pensé en mí, en que yo también había pasado por ahí y que a mí también me habían vuelto a tender la mano.

No se trata solo de hacerlo, sino de conseguirlo, de no dejar de luchar por salir del oscuro mundo en el que vivimos y os aseguro que se sale. Mi amigo es una muestra, yo soy una muestra de ello y muchos de vosotr@s lo sois.

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