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Creemos que sólo tienen problemas con el alcohol los hombres, pero no es así, son muchas las mujeres que “mal viven“en silencio y beben a escondidas, por miedo a ser rechazadas y etiquetadas por una sociedad injusta que las discrimina.
Hay mujeres que un día decidieron dejar de beber, empezando así, su proceso de rehabilitación y están aprendiendo a vivir sin alcohol, con lo cual, su calidad de vida va mejorando constantemente.
La mujer bebe por problemas psicológicos, por el sentimiento de soledad, por no sentirse realizada, por frustraciones, por problemas que es incapaz de superar, por sentimientos de inferioridad; y el momento en el que, normalmente, inicia el consumo abusivo de alcohol, es después de llevar varios años casada motivado por conflictos de pareja.
El alcoholismo de la mujer está muy poco estudiado, seguramente, debido a las pocas mujeres que deciden ponerse en tratamiento, aunque cada vez son más las que luchan y hacen frente a la enfermedad que padecen y a la sociedad en la que viven.
Aunque la enfermedad del alcoholismo afecta por igual a hombres y a mujeres, existen diferencias en lo que se refiere a las causas que originan el consumo, a la afectación física y psicológica y, por supuesto y derivado de esto, al tratamiento que deben recibir.
Las causas que originan la enfermedad alcohólica en la mujer son de diversa índole, aunque hay que diferenciar entre la mujer alcohólica que hoy tiene 30, 40 ó 50 años y las jóvenes adolescentes o de 20 años que tienen problemas con el alcohol. Éstas últimas están adoptando el mismo patrón de bebida que tienen los varones, es decir, beben grandes cantidades de alcohol, los jueves, viernes y fines de semana, “porque esa es la moda“, hay que “coger el puntillo“ porque “si no, no se está en la onda“; además, el alcohol que beben es de alta graduación y no sólo consumen alcohol, sino que, muchas veces, ingieren con otro tipo de sustancias tóxicas como cocaína, porros, drogas de síntesis. Estas mujeres beben por ir en sintonía con las pautas de consumo que marca la sociedad y no suelen beber porque tengan problemas que no saben afrontar.
Los motivos que llevan a beber en exceso a las mujeres alcohólicas de 30, 40 ó 50 años, son bien distintos: suelen comenzar a beber por problemas, sobretodo, de índole familiar que no saben resolver, normalmente, después de contraer matrimonio y, lo más peligroso, que caracteriza a este grupo de mujeres es que beben a escondidas, lo que las hace beber grandes cantidades en un momento concreto porque no saben cuándo van a tener otra situación en la que se encuentren solas para tomar alcohol. Por regla general, la mayoría de estas mujeres alcohólicas beben sin compañía, en su propia casa, todo ello suele estar motivado, en la mayoría de las ocasiones, por sentimientos de culpabilidad o vergüenza que se producen tras la ingesta de alcohol por la dejadez hacia sus hijos, su descuido personal, laboral; todo esto les hace entrar en un círculo vicioso del que no pueden salir, porque esta situación se va agravando con el paso del tiempo y si no se le pone remedio.
El consumo de alcohol de estas mujeres de 30-40-50 años, comienza en la clandestinidad hasta que un día un familiar directo, marido, pareja, hijos, hermanos,…, encuentran un gran número de botellas, de cartones, vacíos o llenos, en lugares un tanto raros e insólitos como armarios, cajones, cisternas, donde los tienen guardados y que están escondidos para que nadie los vea; es en este momento cuando estos familiares comienzan a estar pendientes y a observar a esa mujer que, probablemente, desde hace ya tiempo notan rara, extraña y que no saben qué le pasa o si lo sospechan sienten temor a plantearlo por miedo a la reacción que pueda tener esta mujer enferma. A partir de ahora, esta mujer, aunque lo más probable, si la han sorprendido por primera vez, es que niegue que esas botellas sean suyas, inicia una batalla donde, por nada del mundo la pueden volver a sorprender otra vez, esta actitud le lleva a seguir bebiendo a escondidas y grandes cantidades de alcohol cuando se encuentre sola.
Esta forma de beber produce una mayor afectación de los órganos internos que tienen que soportar grandes ingestas de alcohol. La metabolización del alcohol en el hombre y en la mujer es diferente, porque la mujer tolera el alcohol peor que el hombre, ya que lo metaboliza mal debido a la enzima alcohol deshidrogenasa, principal enzima del metabolismo del alcohol, que se encuentra en la mucosa gástrica y que no funciona de igual forma que en el hombre y hace que el alcohol pase de forma más pura a la sangre; por otra parte, el cuerpo de la mujer se caracteriza por tener más tejido graso, lo que produce un mayor efecto del alcohol; además, las mujeres poseen menos proporción de agua en su organismo que los hombres, todo esto hace que la concentración de alcohol en sangre sea más alta en la mujer, aún bebiendo la misma cantidad de alcohol que el hombre. Esto explica el hecho de que un hombre y una mujer con el mismo peso y la misma edad que tomen, el mismo tipo y la misma cantidad de alcohol, tenga un efecto más rápido y más intenso en la mujer que en el hombre, llegándose a producir una mayor degeneración física en la mujer que en el hombre y es que con cantidades menores de alcohol y un período más corto de ingesta abundante, se producen más complicaciones orgánicas como hipertensión, anemia, cirrosis, pancreatitis y trastornos psicológicos como deterioro de la personalidad, baja autoestima y autoconcepto, infravaloración, depresión, entre otros. Es importante destacar que una mujer alcohólica que sigue bebiendo durante el embarazo tiene el riesgo de que el feto padezca el síndrome alcohólico fetal (SAF) con consecuencias irreversibles.
Quiero detenerme un poquito y hablar del SAF. Se ha podido comprobar que este síndrome no sólo aparece en hijos/as de mujeres alcohólicas, sino que puede aparecer en los/as hijos/as de mujeres que no sean alcohólicas, pero que sí han bebido durante el embarazo. De esta forma se pone de manifiesto que el alcohol interfiere negativamente en el desarrollo intrauterino de ese bebé que se está formando para nacer.
Aunque este dato es bastante sorprendente y no se conocen estos riesgos, sí es conveniente concienciar a cualquier mujer que se vaya a quedar embarazada que no tome, absolutamente, nada de alcohol.
Las mujeres que beben alcohol durante el embarazo tienen una alta probabilidad de que sus hijos/as nazcan con malformaciones físicas, retraso mental, labio leporino (labio partido),…. alteraciones en el cráneo, en la cara.
Las lesiones que produce el alcohol durante el embarazo son mayores que las lesiones que produce el consumo de heroína, cocaína o marihuana.
Las lesiones físicas y psicológicas que se producen en el feto son irreversibles y le van a acompañar durante toda su vida.
Características físicas de los/as niños/as con SAF:
Bajo peso al nacer.
Problemas de coordinación motora.
Tamaño pequeño de la cabeza.
Retraso en el desarrollo.
Malformaciones en la cara.
Características psicológicas de los/as niños/as con SAF.
Problemas de adaptación y de socialización.
Problemas de comportamiento.
Problemas de aprendizaje, de comprensión, de lenguaje.
Existe otro trastorno relacionado con el consumo de alcohol durante el embarazo llamado trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol (ARND) y lo padecen los/as niños/as que presentan sólo alteraciones emocionales y de conducta y no padecen ninguna alteración física. Estos problemas se agravan en la adolescencia, llegando, incluso a aparecer trastornos mentales cuando son adultos.
Llega un momento en el que la mujer “toca fondo“, es decir, un día suceden cosas o situaciones, verdaderamente peligrosas que atentan contra su vida o contra la de alguien muy querido o cercano, como puede ser un hijo, que le hace ver su situación de otra manera y le hace plantearse y ver que su excesivo consumo de alcohol le está originando muchos problemas. Después vendrá el reconocimiento de padecer la enfermedad que padece del alcoholismo.
Las particularidades del alcoholismo femenino hacen que el tratamiento que estas mujeres deben recibir sea diferente al que recibe el hombre alcohólico. La primera consideración importante que hay que destacar y que la diferencian del hombre es que las mujeres que acuden a tratamiento llegan solas, ya sea a terapia individual o de grupo, sus familiares más directos, no suelen acompañarlas; además, la adherencia al tratamiento es baja, porque se producen muchos abandonos terapéuticos, muchas veces porque no existe “algo“ o “alguien“ que les motive para mantenerse en tratamiento, cosa que no sucede cuando el hombre acude a terapia.
Que la mujer enferma alcohólica acuda a solicitar ayuda es bastante difícil por miedo “al qué dirán“, a ser etiquetadas y suele ponerse en tratamiento 10 años después de que aparezca la enfermedad, si la comparamos con el momento en que llega el hombre, de ahí que el deterioro físico y psicológico de la mujer suponga un peor pronóstico. Una mujer debe reconocer que cuando surgen problemas relacionados con su consumo excesivo de alcohol, ahí, ya es posible que exista una dependencia del alcohol y, por tanto, la enfermedad del alcoholismo; me refiero a ese “sin vivir” que tiene esta mujer por el deseo imperioso de quedarse sola para beber. Esa dejadez de su apariencia física, de las tareas laborales, educativas, de la casa, de relación con los demás debe hacer pensar un poco sobre el problema que parece existir ya.
Sin olvidar la labor de los profesionales especialistas en adicciones (Médicos/as, Psicólogas/as, Trabajadores/as Sociales), una mujer alcohólica rehabilitada, es la persona mejor indicada para ayudar, orientar y animar a otra mujer que quiera iniciar su abstinencia y, así, conseguir ser libre y feliz. Este planteamiento está siendo bastante difícil llevarlo a la práctica por lo que decía al principio, ya que son pocas las mujeres que inician tratamiento. Si este trabajo no lo realizan ellas, debemos entre todos/as, profesionales, asociaciones, administraciones y personas sensibilizadas con este tipo de problemas, ponérselo más fácil, es decir, ayudarlas a dar el paso para ponerse en tratamiento y hacerles ver que su problema tiene solución siempre y cuando escuchen lo que se les dice y se “dejen llevar“por quienes les quieren ayudar.
Aunque son pocas las terapias de grupo específicas para mujeres alcohólicas que se llevan a cabo por la falta de mujeres que inician el tratamiento, los grupos que existen están funcionando bien y con ellos se están consiguiendo unos resultados excelentes, ya que se está produciendo la recuperación de éstas y de su unidad familiar, apreciándose, además, su alta implicación en el tratamiento lo que siempre va a repercutir, positivamente, en su rehabilitación y mantenimiento de la abstinencia.
Ana Mª López Lorente
Psicóloga
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