lunes, 3 de abril de 2017

Las palabras se dicen y no se disuelven en el aire, ahí quedan dentro de la persona, menoscabando su autoestima.

Las palabras se dicen y no se disuelven en el aire, ahí quedan dentro de la persona, menoscabando su autoestima. 
Los tan nombrados “auténticos”pero sólo cuando les das la razón, luego… luego ya es otra triste historia. Y los que sacan beneficio de las familias de los toxicómanos, que bajo una sotana esconden el olor a azufre, que te engañan con la palabra de Dios y que crees que son personas “auténticas”, a esos ¿por dónde se les coge? Esta sociedad que cuando se desespera se agarra a cualquier discurso embobados con los que son falsos y aprovechados manipuladores, y los llamamos “auténticos”. Me saturo, pues son muchos y muchas los y las que se esconden detrás de esta palabra.
Sí, hay auténticos, claro que los hay; pero no se lo dicen a nadie, no se ponen medallas, son personas nobles, capaces de reconocer sus errores, pedir perdón, no guardar rencor, luchan por los demás, son honrados, ayudan en lo que pueden y les dejan tranquilos. Cometen errores como todos; pero están prestos a reconocerlos y subsanarlos.
F. Reyes


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