jueves, 9 de febrero de 2017

"Juventud, divino tesoro. Te vas para no volver..."

Muchos de nosotros recordamos aquellas estrofas del poeta cuando evocaba: "Juventud, divino tesoro. Te vas para no volver..."
La juventud es una etapa muy importante de la vida en la que hombres y mujeres se van descubriendo en forma espontánea y rápida a ellos mismos. Algunos lo hacen sin grandes tropiezos, avanzando en la formación de la personalidad que les permitirá ser, ya mayores, gente útil a la sociedad de la que formarán parte.
Otros, en cambio, no tendrán tan feliz destino y se verán acorralados por circunstancias poco favorables y a veces tristes. Entre ellos están los alcohólicos predispuestos tempranamente a que esta terrible enfermedad los atrape en esa etapa jovial de sus vidas.
Los caminos que los llevan a vivir experiencias tan desgraciadas son muchos y variados. Pero actualmente el mundo que nos toca compartir está demostrando que el alcoholismo ya se ha instalado con vigor en la juventud, sumiéndola en cruentas circunstancias que, años atrás, estaban reservadas a gente de mayor edad.
También estamos asistiendo a la triste evidencia de que el alcoholismo ya ha dejado de ser una cosa propia y casi exclusiva de los hombres. Hoy son muchas las mujeres que lo padecen y, entre ellas, la franja que incluye a las jóvenes se muestra sin ningún disimulo.
Otra cosa que se relaciona con la cantidad o más bien la frecuencia del consumo de alcohol, es que muchos exageran para hacerse los vivos, ya que es considerado un logro tomar mucho sin emborracharse. Esto parece ilógico, ya que es mucho mejor emborracharse con poco ya que esto demuestra que el organismo lo rechaza más al alcohol, que nuestro organismo está más sano.

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