jueves, 13 de marzo de 2014

La Película No Me Gustó

Expectativas



¿Cuántas veces te pasó que te recomendaron insistentemente una película y cuando la viste, no te gustó?
¿Tus amigos que la habían visto y te la recomendaron, no entendieron nada?
¿Por qué te parece que te sucede esto?
A ver…
¿Qué esperabas encontrarte?
¿Qué te imaginaste que sería?
¿Qué expectativas tenías?
Esa palabra es la clave de este proceso.
Las expectativas acerca de lo que va a suceder son el origen principal del sufrimiento, en todos los ámbitos de nuestra vida, porque cuando se produce el hecho, cuando llega el resultado, nunca es como lo habíamos esperado.
Tendemos a extremar, a exagerar lo que va a acontecer y como no es así cuando se produce, nuestra emoción es de resentimiento, enojo y frustración. Sorprendentemente, esto también sucede cuando nos pre-ocupamos por algún desastre a venir y sin embargo, no celebramos que haya sido menor a lo que esperábamos o directamente… no haya sido.

La serenidad viene cuando cambias las expectativas por la aceptación.

Por otro lado, nuestras expectativas son el origen de nuestra motivación para alcanzar resultados. Si no las tuviéramos, nos ubicaríamos en un estado debilitado de desgano, apatía y resignación.

Las expectativas altas son la llave para alcanzarlo todo. Sam Walton

¿Entonces?
No te asustes. Este es otro caso típico de los que describe el Coaching Ontológico en lo que refiere a la importancia del sentido emocional de las palabras y de su dependencia de la interpretación.
Tener expectativas no es bueno ni malo. No es efectivo no tenerlas o tenerlas en forma exagerada.
Por eso…
Si careces de expectativas, ningún resultado será un Fracaso. Y…
Si careces de expectativas, ningún resultado será un Éxito.
Por lo tanto…
La cuestión no está en suprimir tus expectativas, sino en aprender a generar expectativas efectivas.

Este tema de las expectativas tiene también otro ángulo de observación muy importante. Se da cuando tu frase ante los resultados, no habla de cosas (películas) sino de personas (tus hijos, tus padres, tu pareja). Veamos algunas…
“Cuando me casé no me imaginé que sucediera esto.”
“Nunca hubiera pensado que ella sería capaz de hacer eso.”
“Mi hijo dice que lo agobio.”
En los tres ejemplos, los que hablan son los que generaron las expectativas
¿Cómo se sienten?
Resentidos, desilusionados, sufrientes.
Hasta aquí se repiten los sentimientos ya mencionados –he cambiado los objetos por sujetos, solamente-, pero en la tercera aparece “el hijo” que es quien está sufriendo y se encuentra en una encrucijada. ¿Responde a la expectativa del padre aun esclavizándose para cumplir lo que el padre espera o decide poner límites porque él no es parte de que su padre la creara?
Porque esto es así y ofrece otro punto de análisis. Las personas que se sienten avasalladas por la demanda permanente del que genera expectativas, no fueron consultadas en la creación de las mismas, no se les preguntó si eran capaces de responder a ellas, ni siquiera se les preguntó si querían hacerlo.
Hablé de “encrucijada” y no fue al azar. Sin herramientas, te debes sentir exactamente en un lugar así, donde la frase más lúcida que podés hilvanar es “No sé qué hacer”.
Veamos juntos algunos puntos que pueden ayudarte.
-La expectativa la crea otro, vos no intervenís… como se sienta él por no poder cumplirla es un asunto que te excede. ¿Claramente? No es problema tuyo.
-Si ante la elección de responder o no a ellas, te surge la culpa, tengo la buena noticia para vos de que una actitud –como es el tema que estamos tratando- no genera culpables, sino responsables.
-Si no participaste en su creación, no es tu responsabilidad.
-Si no te cuidás a vos mismo, y no dejás de responder a las expectativas de los demás, terminarás agotado y estresado. Tus relaciones con esa persona se resentirán y en un momento –predecible- la ruptura es inevitable.
Redondeando…
Tener expectativas es bueno para motivarnos hacia el éxito en cualquier relación o emprendimiento.
Tenerlas en exceso nos traerá sufrimiento y resentimiento.
La clave está en tener expectativas efectivas, o sea, justas, acotadas.
La persona objeto de cumplimiento de la expectativa decide si quiere responder. Si no lo hace, no debe sentir culpa porque las actitudes no generan culpables sino responsables y si esta persona no fue consultada al momento de su creación, no tiene que hacerse cargo.

Cuando tienes que elegir y no eliges, esa es tu elección. William James

Esta frase quiere transmitirte que una vez ser conciente de lo que te ofrecí aquí, ya si decidís ser presa de las expectativas de los demás, ir drenando tu energía hasta quedarte sin ella, vivir enojado, triste, con ganas de gritar, llegar al estrés… solo tenés que abstenerte de elegir.

Por el placer de compartir.

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