martes, 25 de febrero de 2014

Programa o perderás

Que complicado es todo al principio. Decides dar el paso, acudir a un centro de tratamiento de adicciones y lo que te encuentras es todo lo contrario de lo que desearías. Hace un tiempo ya hablé de una experiencia similar, me centraba en una de las normas que tuve que cumplir en el tratamiento, la imposibilidad de manejar dinero.
programacion-normasEn esta ocasión se trata de la programación, algo que puede resultar obvio para algunos, una práctica más que habitual para mucha gente, pero a mí me suponía un esfuerzo enorme.
ACABO DE LLEGAR Y TODO SON NORMAS
Algo así sentí al principio, llegué al centro y de pronto comencé a encontrarme con una serie de normas que nada tenían que ver conmigo. Algunas resultaban obvias, como por ejemplo no consumir, pero otras, por no decir muchas de ellas, no las veía tan claras y necesarias. En esos casos salía el David consumidor en estado puro.
Recuerdo una de las tareas, consistía en programar con un día de antelación lo que iba a realizar el día siguiente. Debo reconocer que algo me decía que esto era importante, ya que a lo largo de mi vida, en esas ocasiones en las que uno intenta enderezar las cosas por su cuenta, había hecho cosas similares, pero en ningún momento llegué a lograr nada.
A pesar de intuir la importancia de este ejercicio, en muchas ocasiones no resultaba nada fácil. Exigía cosas que perdí hace tiempo:
  • Disciplina, algo de lo que carecía. Hacía años que, incluso lo mínimo, como ir a trabajar, resultaba casi imposible. Fueron varias las ocasiones en las que no iba, o acababa yéndome al poco tiempo de llegar.
  • Fuerza de voluntad, totalmente ausente. El simple hecho de sentarme frente a la libreta para realizar el ejercicio suponía un esfuerzo.
  • Hablar de hábitos era una quimera. Tener que realizar esto todos los días significaba tener que crear un hábito saludable. Yo dejé de tener este tipo de hábitos hacía muchos años.
  • Tener algo que programar. Que frustrante era esto, excepto las tareas impuestas como el trabajo o similares, no tenía nada que poner. Carecía de hobbies, actividades o intereses que nada tuviesen que ver con algo obligatorio.
  • (este punto lo dejo para ti, porque seguro que se te ocurren otros tantos motivo por los que resultaba complicado el ejercicio)
Pero ahí no acababa todo, llegaba el día siguiente, día en el que tendría que cumplir todo lo anotado. Como me arrepentía de las noches en las que me preocupaba dehacer bien la programación e incluir cosas que debía hacer, pero eran de esas, que cuando estás consumiendo, siempre retrasas hasta la eternidad. Me refiero a papeleos de bancos o similares, llamadas a ciertas personas, organizar cosas de casa,… Era impresionante como me costaba cualquier compromiso, por pequeño que fuera, conmigo mismo. Complicadísimo manejarme en ese orden, en esos compromisos. Decir mañana haré algo, y no poder permitirme el día siguiente pasar de ello o aplazarlo, fue algo que me resultó muy duro.
Durante la mayor parte de mi vida me había enfrentado a este tipo de situaciones de la misma manera, pasando de todo. Si algo suponía un esfuerzo, o no me agradaba, podría acabar en el olvido. Pero lo peor de todo es que no importaban las consecuencias, como pérdida de dinero, sanciones, faltar a mi palabra, perjudicar a otros… todo daba igual, nada era lo suficientemente importante para que el David consumidor se molestase en hacerlo.
¿CÓMO LLEVAMOS AHORA ESA PROGRAMACIÓN?
Romper con esta actitud, con esta forma de actuar era imprescindible, y la programación fue vital. Es cierto que al principio no llegas a entender muchas cosas, pero hoy día, cuando lo ves desde la distancia, y eres consciente del valor de lo que te obligaban a hacer, das las gracias una y otra vez. A terapeutas por ponerme esta área, y a mí por esforzarme un día tras otro por hacerla, incluso a pesar de no entenderla al principio.
En la actualidad ya no suelo escribir en una libreta las tareas a realizar el día siguiente, a no ser que se traten de cosas fuera de lo rutinario, pero todas las noches, antes de dormirme, hago mi repaso de lo que acontecerá el día siguiente. Las ocasiones que no lo hago, me siento raro, incomodo, sé que algo importante quedo sin hacer, y esto no me gusta. Pero no por llevar conmigo una norma del tratamiento, sino porque ahora es importantísimo para mi funcionar programando las cosas, manejándome en las rutinas.
Esto no quiere decir que ya no haya hueco para la improvisación, claro que lo hay, pero de forma muy diferente. A pesar de poder surgir algo, uno es consciente de donde debe manejarse, y el valor que tiene no hacerlo en un caos que tarde o temprano me llevará al punto de partida, porque programarse y organizarse implica mucho más que llevar una vida ordenada. Implica compromiso, implica autodisciplina, pero sobre todo, implica que eres tu quien marca las pautas en tu vida, y no el consumo.

Antes de despedirme me gustaría adelantaros que mañana anunciaré algo que afecta a AdiccionatealaVida, así que podéis estar atentos, o suscribiros al blog, y recibir este tipo de noticias entre otras cosas, en vuestro correo.

¡Un abrazo!

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