miércoles, 2 de octubre de 2013

Lo pienso, lo digo...

Kike Sanz

Hay algo que me preocupa profundamente y es como poder llegar a los jóvenes de una manera directa y contundente, en lo que al tema de las drogas se refiere.

Lo que está claro es que cada vez, por suerte, todos tenemos más claro que un simple “las drogas son malas” o una prohibición, son totalmente inocuos a nivel educativo.

En esta cruzada en la que muchos nos hemos embarcado, el plan de batalla debe estar compuesto por varios puntos a seguir. Creo que el primero y más importante es dar ejemplo en casa, el efecto espejo tiene un poder incalculable. Por otro lado, deberíamos entender que en el proceso de vida de los jóvenes, están las drogas, y si lo entendemos como tal, la reacción no debería ser a posteriori, sino al contrario, anticiparnos a este suceso, hablar de ello de una manera normalizada, como se hace con el sexo e intentar que la conversación sea de igual a igual, ya que es más fácil que ellos se habrán al sentirse comprendidos y no juzgados.

También creo que el poder darles una información de las consecuencias reales que tiene el uso de drogas, es primordial. Como ya he comentado varias veces, pude participar en un programa con jóvenes consumidores de algunas sustancias y con sus padres, aprendí muchísimo más de lo que creía, y mi aprendizaje fue en esta línea, en la línea de ofrecerles un espacio donde poder hablar sin ser juzgados, donde poder preguntar sobre las drogas con total tranquilidad y donde poder expresar sus experiencias sin miedo a nada. Pero también pudimos contarles que pasa cuando consumes drogas, que le pasa a tu cerebro, como afecta a un cerebro en desarrollo y las consecuencias que esto tendrá en un futuro. Pude compartir con ellos mi experiencia de vida, una experiencia dolorosa y llena de perdidas, una experiencia que al ser contada en primera persona, no es algo que les cuentan a modo disuasorio, sino como una experiencia vivida de la que extraer un aprendizaje.

Existen muchos organismos, tanto públicos como privados, que luchan por desestigmatizar al adicto, por integrarlo en una sociedad que no emita juicios previos y que se entienda al adicto como a un enfermo más, como a un paciente oncológico, o como a un diabético, ya que el adicto es un enfermo crónico.

Pero a donde quería ir, es a decir que hay mucha gente que ha entendido la línea de trabajo que hay que seguir para prevenir y esto me llena de satisfacción, a pesar de que aún hay mucho que hacer.

En estos últimos meses se ha abierto un arduo debate a nivel mundial sobre si se debería despenalizar el uso de la marihuana, sobre todo en centro y Sudamérica. Creo que el trasfondo no es más que económico y que si se tuviese en cuenta que las drogas legales que existen hoy en día, alcohol y nicotina, son las que más muertes tienen a sus espaldas directa o indirectamente y mayor gasto le supone a los estados paliar las consecuencias que producen, el debate se acabaría rápidamente.

Por ultimo quiero añadir que hay que entender que la juventud conlleva mucha insensatez, mucha ausencia de sensación de peligro, desafio a lo prohibido, ganas de experimentar y mucha desinformación, por lo que antes de juzgar hay que empatizar y saber a qué nivel de comprensión nos enfrentamos al tratar este problema.

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