lunes, 7 de octubre de 2013

El consumo de drogas es uno de los grandes problemas aún sin resolver de nuestro mundo actual.

SEIS AÑOS SEPARAN ESTAS FOTO MÍAS 
¿valía la pena drogarse?



Drogarse no es más que reconocer que nuestra mente no está capacitada para lograr lo que nos gustaría hacer o vivir de forma natural.
Aceptamos que no estamos preparados para vivir esa experiencia, entender esa realidad genial, o aguantar más de 10 horas en un festival de música.
Pensamos que “es mejor” tomar algún tipo de ayuda para alcanzar la meta, aún a expensas de perjudicar nuestro organismo, nuestra inteligencia, o el día siguiente, pasar un rato nada agradable.
Una mente impotente que necesita ayuda para estar a la altura de algo importante. Se mezclan algunas posturas ante este comportamiento tan aceptado en nuestra sociedad, especialmente entre los jóvenes.
1- Vagancia: “prefiero entrar en un estado eufórico, dónde nada importa, mi felicidad se superpone a cualquier otro sentimiento y mi conducta no está condicionada por prejuicios ni la razón.
Hago lo que quiero y digo lo que quiero”. Enhorabuena: probablemente sin haberte drogado estarías en una esquina de la discoteca viendo la noche pasar y sin saber qué hacer para integrarte ni para disfrutar del momento.
O estarías en la reunión, nervioso, pensando algo ocurrente y gracioso para colaborar con el proyecto y no dar la impresión que no tienes ni idea de cómo lograr aportar algo de tu propia cosecha.
2- Ignorancia: debe comprenderse que drogarse implica para el cuerpo, incluido el cerebro, una alteración absoluta de la dinámica vital humana. Sería algo parecido a un tsunami para la naturaleza, la cuestión es que ella no lo hace para divertirse.
Ser menos inteligente, menos ocurrente, más aburrido, perder la capacidad de expresarse con seguridad, razonar rápido. Cuando alguien lleva mucho tiempo drogándose a menudo, envejece más rápido, hace comentarios fuera de lugar, tiene un ego desfasado y regresivo y es muy difícil sentirle motivado por algo.
Podemos observar que falta de seguridad, una personalidad rasgada que no se cree a si misma, no se ve capaz de afrontar un reto y de superarlo. Una debilidad, una evasión del mero aburrimiento por no saber pensar ni divertirse haciendo algo más elaborado.

Creo que entender todo esto es un proceso de maduración importante que todo individuo que aspire a liberarse de la comodidad dañina y de la hipocresía imperante. Exigirse a uno mismo en ese sentido es quererse más y es valorar el esfuerzo y la auto-crítica.
Nada de evasiones y de desconexiones. No obstante, no es un proceso fácil, aunque parece evidente cuando se lee. Si se piensa, vivimos en una sociedad infantil, se nos trata a todos como niños insatisfechos que podemos hacer lo que nos venga en gusto para ser felices sin pensar en consecuencias.
Y por si fuera poco estamos rodeados de cantantes, deportistas y actores parasitarios que se drogan felizmente ante la aceptación de todos.
Sociedad de niños y niñas débiles que se enfadan porque no tienen cobertura en el móvil, que hablan de política igual que de fútbol, que toman drogas como algo grande, cuando en realidad no es más que jugar al escondite con su ignorancia.


"Muchos conocíais las fotos pero es bueno recordarlo,PARA TODO EL QUE LO LEA"

"Mensaje ,"SE SALE".

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