Muy lejos de lo que nos parece “a primera vista”, la humildad tiene una fuerza arrolladora.
Por efecto del contraste. Entre el soberbio y el humilde, siempre, invariablemente –a no ser que sea frente a otro soberbio- el humilde deja una lección con sus actos, que hace que su efecto sea poderoso.
Por inteligencia. La humildad muestra inteligencia emocional. La soberbia muestra necedad.
Por empatía. Te sentirás más atraído por un humilde que por un soberbio. Y así, le sucederá a todos los demás.
Lo que te decía al principio respecto de lo que nos parece se refiere a que, cuando pensamos en “humilde”, no siempre distinguimos algo grande, algo fuerte, algo digno de admirar…Más bien, pensamos en pobreza y en condiciones mínimas de subsistencia.
¿Recordás a Gandhi? Sólo por nombrarte un ejemplo.
“Humilde” es lo realmente “Grande”.
¿Cambiamos la mirada?
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