domingo, 6 de julio de 2014

Feliz cumpleaños cariño

mirando-horizonte
(Aquí puedes escucharme leyendo el post)
 

Me está resultando muy difícil escribir la entrada de hoy. Es un día especial, muy especial, es tu cumpleaños cariño. Deseo tanto escribir algo maravilloso para poderte ofrecerte el mejor de los regalos, expresarte todo lo que llevo dentro a través de las palabras.
Las ideas, recuerdos, situaciones,… se agolpan en mi cabeza, los sentimientos en mi corazón, y no se por dónde empezar, cómo enlazarlo y lograr hacerte llegar lo que quiero expresar.
Debo reconocerlo, soy así de idiota, pretendo hacer la entrada perfecta, la ocasión lo merece, y todo lo que escribo, las veinte veces que comienzo el post, me parecen insuficientes, me parecen menores y desde luego no estar a la altura de lo que mereces.
Y es ahora cuando me doy cuenta de que jamás lo lograré, jamás podré escribir nada que pueda estar al nivel que tu estás, porque cariño, estar ahí, donde yo te veo, no hay verso o prosa que llegue.
Los últimos años están siendo especialmente duros y difíciles. Mi tratamiento, afrontar tu coadicción, la grave situación económica que atravesamos, pero sobre todo, la terrible enfermedad de tu madre, enfermedad, que no pareciéndole suficiente, también ha decidido adueñarse de tu padre, llevándoles a ambos al peor de los destinos, al del olvido, al del no recordar nada ni a nadie.
Esto ha sido un golpe muy duro para ti, han existido días que el mundo se te ha venido encima, días que ya no podías mas y no quedaban fuerzas de las que tirar. El estrés, el cansancio, la frustración, el dolor, la incomprensión se hacían contigo. Esto provocaba que dudases de todo, que lo que parecía estar claro, de pronto ya no tenía sentido, y lo peor de todo, que dudaras de ti.
Todos debemos tener nuestro espacio y tiempo. Con mayor o menor acierto he procurado darte el tuyo. Debo reconocer que no ha sido nada fácil, pues verte así, tan dolida y agotada, provocando esto la mayor de las desconfianzas hacia ti misma, era algo que me costaba mucho aceptar y respetar. En todo momento quise hacerte ver que no era así, pero no se trataba de lo que yo quería o viese, si no de ti, de tus sentimientos, de tu espacio y tiempo.
Poco a poco, o tal vez no tan poco a poco, has ido remontando, entendiendo, recobrando aliento, y has empezado a resurgir de nuevo, y debo decir que sin haberte escondido, o dejado de afrontar el día a día.
A día de hoy los golpes siguen siendo importantes, pero tu actitud es muy diferente, ya no pones la espalda para recibirlo y seguir hacia delante almacenando más dolor. Ahora actúas frente a ese golpe, te posicionas, decides que vas a hacer y como lo harás, y lo mejor de todo, aprendes de ello y te creces ante la adversidad.
Veo a una mujer capaz de venirse abajo, y también a una mujer capaz de volver a levantarse, de mirarse al espejo y decir “No, no pienso permitir que las circunstancias, por duras que sean, puedan conmigo”. Pienso en esos días que uno no se levantaría de la cama, y tú te plantas frente al espejo, te peinas, maquillas, pintas tus labios y sales preciosa del aseo. Entonces me doy cuenta de lo grande que eres y lo afortunado que soy por compartir mi vida junto a alguien que por naturaleza no se rinde, cuanto aprendo de ti, y cuanto me queda por aprender.
Cuando las fuerzas te abandonaban llegabas a tener dudas de hacerlo bien o mal con nuestros hijos. Es increíble donde nos puede llevar el agotamiento y dolor, porque te veo con ellos, les veo a ellos, y me siento el padre más afortunado del mundo al saber que tú eres su madre. Me emociona ver el amor con el que los tratas, es impresionante veros la cara cuando os fundís en un abrazo. Desde luego, se pueden cometer errores con los hijos, pero tú no los rehúyes, los ves y optas por aprender y ofrecer una mejor versión de ti hacia ellos.
Siento que ayer, víspera de tu cumpleaños, recibieras una dura, y porque no decirlo, cruel y repugnante noticia. Los dueños de la boutique donde has estado trabajando estos últimos tres meses decidieron recibirte con una carta de despido y un talón con el finiquito. ¿El motivo?, haberte informado de tu derecho a disponer de 4 días para poder desplazarte a Salamanca para cuidar de tus padres, ambos ingresados en el hospital, y optar a acogerte a este derecho.
¿Sabes?, aunque parezca difícil de creer, tal vez ese haya sido el primero de tus regalos, en serio. Personas así no merecen que alguien como tú lo esté dando todo por su negocio. Como me dijiste anoche, tal vez sea la señal para tomar ciertas decisiones que aún no estaban claras. En cualquier caso, decir que estoy orgulloso de ti es quedarme corto. Sé que vas a lograr cumplir tus sueños, y te doy mi palabra que estaré a tu lado para abrazarte y besarte cuando lo hagas. Por supuesto, cuenta conmigo para acompañarte en ese viaje ;)
Te quiero cariño… ¡¡Siempre!!

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